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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 167

Capítulo 167

Araceli compuso un gesto de consternación mientras extraía velozmente un pañuelo de su bolso, fingiendo una preocupación que sus ojos desmentían.

-¡Ay, qué torpe soy! Disculpame, por favordéjame limpiarlo.

Sin embargo, cada movimiento de Araceli sobre la tela solo conseguía expandir la oscura mancha de café por el inmaculado vestido blanco de Sabrina.

Sabrina sujetó con firmeza la muñeca de Araceli que limpiabatan deliberadamente y la apartó de un empujón contundente.

-¿Qué diablos crees que estás haciendo?

Araceli se desplomó sobre la alfombra con un grito teatral que atrajo todas las miradas del lugar.

-¡Ay!

Permaneció sentada sobre la mullida superficie, contemplando a Sabrina con ojos vidriosos perfectamente calculados.

-De verdad, no fue mi intención. Fue un accidente, te lo juro.

Sabrina examinó la extensa mancha en su vestido y soltó una risa cargada de ironía.

-¿Accidente? Por favor, lo hiciste con toda la intención del mundo.

-Te estás equivocando conmigo, yo solo quería ofrecerte un café como gesto de amabilidad-Araceli agachó la cabeza mientras dejaba escapar un sollozo estudiado-. que siempre me has detestado, que no soportas verme apoyando a Thiago en sus competencias, pero

Araceli elevó su mirada hacia Sabrina con expresión suplicante, como si fuera la víctima de una injusticia.

-Esta competencia es crucial para la calificación final de Thiago. Te lo ruego, hazlo por él, ¿?

Otra vez con la misma estrategia, pensó Sabrina. Las tácticas repetitivas de Araceli resultaban insoportables a estas alturas.

-¿Qué tiene que ver manchar mi vestido con Thiago? Tu capacidad para desviar la conversación y justificar lo injustificable es patética, Araceli.

El profesor encargado del sorteo se aproximó al escuchar el alboroto.

-¿Qué está pasando aquí, señoras?

Sabrina respondió con voz glacial:

-Esta señorita derramó café en mi vestido a propósito, impidiéndome participar en la presentación.

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Capitulo 167

El profesor observó detenidamente la extensa mancha marrón que se extendía por el pecho de Sabrina, evidentemente irreparable.

-¿Trajo alguna prenda de repuesto, señorita?

Sabrina negó con un movimiento de cabeza.

El profesor exhaló con resignación:

-Esto complica bastante las cosas.

Los atuendos para la competencia estaban confeccionados específicamente según la naturaleza de cada presentación. Conseguir cualquier vestido improvisado resultaría prácticamente imposible y podría afectar negativamente la evaluación del desempeño.

Una sonrisa victoriosa se dibujó fugazmente en los labios de Araceli.

De pronto, Sabrina clavó su mirada en el atuendo de su rival.

-Ya que la señorita arruinó mi vestido, tendrá que responsabilizarse.

Araceli respondió con fingida generosidad:

-¿Cuánto cuesta tu vestido? Te lo pagaré sin problema.

Total, pensó, sería André quien cubriría cualquier cantidad que Sabrina exigiera.

Sabrina esbozó una tenue sonrisa mientras observaba con atención el vestido blanco que lucía Araceli.

-No necesito que pagues nada. ¿Por qué no me prestas tu vestido? Así ambas salimos ganando.

El rostro de Araceli se paralizó momentáneamente, respondiendo casi por reflejo:

-Si te doy mi vestido, ¿con qué me presento yo después?

Sabrina replicó al instante:

-Y si arruinaste mi vestido, ¿con qué me presento yo?

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