Capítulo 18
Sabrina inclinó la cabeza con un gesto sereno y dio media vuelta para marcharse, dejando tras de si un eco de pasos seguros.
Fabián, con la mandibula tensa y los dientes rechinando, clavó la mirada en la dirección por la que ella habia desaparecido. Su rostro, crispado por una mueca amarga, parecia reflejar el sabor agrio de una fruta podrida.
Los amigos de Fabian intercambiaron miradas furtivas, atrapados en un silencio incomodo Uno de ellos, con una sonrisa torpe que apenas disimulaba su nerviosismo, rompió el
mutismo.
-Vaya, esas dos mujeres sí que tienen agallas. ¿Cómo se atreven a llamar lamebotas a Fabian? ¡Si él no es nada de eso! Fabián es, sin duda…
El joven se detuvo en seco, como si las palabras se le hubieran enredado en la garganta.
Aunque, pensandolo bien, lo que habían dicho esas dos no estaba tan lejos de la realidad ¿Acaso Fabián no actuaba, a veces, como un fiel servidor de los caprichos de Araceli?
Otro amigo, captando el apuro, intervino con rapidez.
-¡Fabián es claramente el protector de Araceli!
Todos asintieron al unisono, aferrándose a la idea como náufragos a un tablon.
-¡Exacto, todo un protector de su princesa!
En ese instante, una voz suave como el roce de una pluma atravesó el aire cargado de tension
-Fabián, ¿qué haces aqui afuera en lugar de entrar?
Fabián giró la cabeza y vio acercarse a dos figuras que emergian del pasillo con una calma casi teatral. El hombre, alto y de porte distinguido, exudaba una elegancia natural, mientras la mujer, de belleza frágil y etérea, parecia flotar a su lado.
Al reconocerlos, los ojos de Fabián se encendieron con un brillo febril. Corrió hacia ellos, gesticulando con exageración mientras descargaba su queja.
-¡André, Araceli! ¿Adivinen a quién acabo de cruzarme? ¡A Sabrina! ¡Imaginense a una mujer como ella pavoneándose en un lugar como este y con la cara de decir que vino a divertirse!
-Seguro está tan ociosa que no sabe qué hacer con su tiempo. ¿No se supone que solo debía. cocinarle una comida a Araceli? ¡Pues que sean tres, para que aprenda!
-André, a una mujer así, que no sabe cumplir con lo que promete, no se le puede dar tanto
margen.
Araceli, al escuchar aquello, frunció el ceño con delicadeza.
-¿Divertirse? -Giró hacia André, sus cejas dibujando una leve curva de preocupación-. André,
Copitulo 18
ya es tarde. ¿Y si la señorita Ibáñez dejó a Thiago solo en casa y aún no ha regresado?
El nombre de Sabrina bastó para que André arrugara el entrecejo, su semblante ensombrecido por un destello de irritación.
Araceli, atenta a cada matiz en el rostro de André, susurró con suavidad.
-André, Thiago no anda bien de salud. ¿Estará bien, solito en casa?
André apretó los labios, dejando traslucir un malestar que no se esforzó en ocultar.
-Thiago volvió a la villa esta tarde.
Su plan original había sido usar a Thiago como una lección para Sabrina, un recordatorio punzante de sus faltas. Pero jamás imaginó que ella ni siquiera pisaría la casa.
Araceli guardó silencio por unos segundos, descifrando al instante las intenciones de André.
-André, la señorita Ibáñez ha estado en casa cuidándote sin descanso. Es normal que esté agotada. Tal vez solo queria salir un rato a despejarse.
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