Capítulo 31
-No es eso, simplemente me sorprende el nivel de dedicación que muestra por Romeo sin
conocerlo aún.
Sabrina esbozó una sonrisa discreta, mientras sus ojos reflejaban una mezcla de
determinación y pragmatismo.
-Considero que cualquier persona a quien el señor Castillo ofreciera semejante suma, pondría el mismo esmero en la tarea.
Daniela, que permanecía atenta a la conversación, intervino con vivacidad:
-¡Totalmente cierto! Ni siquiera necesitaría ofrecerme el millón completo. Con cien mil pesos, yo trataría a Romeo como si fuera un auténtico príncipe.
La comisura de los labios de Gabriel se curvó en una sonrisa contenida, haciendo que el ámbar de sus ojos adquiriera un brillo magnético.
-Perfecto. Me encargaré de que reciba toda la documentación necesaria sobre las rutinas y necesidades de Romeo.
Dirigió su mirada hacia el pequeño y su expresión se suavizó imperceptiblemente.
-Antes de marcharme, necesito intercambiar unas palabras en privado con mi hijo.
Sabrina, captando la indirecta, respondió con naturalidad:
-Esperaré a Romeo en el vestíbulo.
Tras pronunciar estas palabras, abandonó la habitación acompañada de Daniela, cerrando la puerta tras ellas con delicadeza.
Una vez que quedaron solos, Gabriel arqueó una ceja inquisitiva.
-¿Estás completamente convencido de que es ella la indicada?
Romeo, despojándose súbitamente de aquel aire melancólico que lo caracterizaba, afirmó con voz firme:
-Es ella, sin duda. Quiero que sea mi mamá.
Gabriel se acarició pensativamente el mentón.
-Si fuera cualquier otra mujer, sería una cuestión sencilla. Incluso con compromisos familiares previos, una suma adecuada bastaría. Pero estamos hablando de la esposa de André… obtener su custodia no será una tarea sencilla.
-No me importan las dificultades -insistió Romeo con obstinación-. La quiero como mi madre.
16.08
Capitulo 31
-Tu suerte ha sido impecable -comentó Gabriel con una sonrisa calculadora-. Hace apenas seis meses, tus posibilidades eran prácticamente nulas. Ahora, las circunstancias juegan a nuestro favor.
-Durante este último semestre, las acciones de André por su verdadero amor han sido de conocimiento público. Parece que ambos comparten gustos similares; incluso su propio hijo adora a esa mujer.
-Además, Sabrina ha optado por vivir independientemente… Gabriel clavó su mirada penetrante en Romeo-. Debes aprovechar esta coyuntura. Ya conoces los términos, ahora. depende enteramente de ti.
El rostro de Romeo reveló una expresión calculadora, absolutamente ajena a la inocencia
infantil.
-¡Haré todo lo que esté en mi mano para conquistarla!
-Excelente actitud -afirmó Gabriel, acariciándole la cabeza con un gesto de complicidad-. Cuando deseas algo intensamente, debes perseguirlo con determinación. Incluso si… requiere emplear ciertas estrategias. Por cierto, aún no me has revelado qué cualidad te atrae tanto de
ella.
Recientemente, Romeo había sido transferido a un exclusivo jardín de infancia.
No tardó en manifestar su interés por una mujer a la que deseaba como figura materna. Inicialmente, Gabriel sospechó que se trataba de alguna oportunista que había manipulado a su hijo.
Sin embargo, las investigaciones revelaron que se trataba de la esposa de André.
Aparentemente, ella llevaba una vida discreta como ama de casa, con escasas apariciones públicas.
En las redes sociales no existían registros fotográficos de su persona.
Todos conocían el matrimonio secreto de André, pero la identidad de su esposa permanecía en el anonimato.
Últimamente, los rumores sobre la relación de André con otra mujer habían desatado una ola de especulaciones.
Numerosos medios sugerían que la misteriosa esposa de André podría ser Araceli.
-La observé detenidamente durante varios días -explicó Romeo-. Noté cómo miraba a ese niño con una ternura única. Ninguna otra madre mostraba esa expresión… Intuí que así debe ser el amor maternal auténtico.
La noche había desplegado su manto cuando Daniela detuvo el vehículo frente al edificio de Sabrina.
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