CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 10. ¿Eso que siento es tu cariño?
Normalmente Maddi se derretía -lo más en secreto posible, claro-, cada vez que veía a James morderse el labio inferior. Sin embargo en aquella ocasión el gesto estaba lleno de impotencia y de rabia.
“¡Diablos, y aun así se ve lindo!“, suspiró Maddi en el segundo que le dieron de ventaja, porque luego todo fue preocupación.
El abogado se retiró y James alargó su mano con un gesto automático, uno que ni siquiera pensó, para que Maddi enredara sus dedos con los suyos y lo siguiera a la oficina. Ella se sentó pacientemente en un sofá mientras él sacaba aquellos documentos del sobre y los revisaba.
No gritaba, no maldecía, pero la línea tensa de su mandíbula era suficiente para que la muchacha supiera que la única razón por la que no estaba destrozando algo era para no asustarla.
-¿Qué está pasando? -preguntó porque tampoco quería que él le ocultara las cosas.
-No va a haber ningún acuerdo con respecto al divorcio -murmuró-. Cuando Sabrina me envió la primera demanda pidió la mitad de todo lo que tengo; yo le ofrecí diez mil euros de mensualidad, y le dije que puede quedarse nuestro departamento… pero por lo visto no quiso aceptarlo.
-Lo lamento -murmuró Maddi pero James vio la molestia en su rostro.
-¿Qué pasa? —preguntó y luego insistió cuando la vio negar―. Maddi, somos amigos, de verdad puedes decirme lo que piensas.
Ella apretó los labios y se le escapó una mueca.
-Bueno… es que yo trabajaba dieciocho horas diarias y jamás logré ganarme eso con el sudor de mi frente -murmuró-. Así que ganártelo con el sudor de el de enfrente, porque ni siquiera lo trabajas… debe ser como un milagro o algo así. -Levantó los hombros con un gesto de tristeza—. ¿No entiendo qué más puede querer?
James respiró profundamente y se sentó junto a ella.
-Ese es el problema. El valor del dinero solo lo entiende quien ha tenido que trabajar por él, y por desgracia, ese jamás ha sido el caso de Sabrina -dijo mientras pensaba en todo le mal que le había hecho secundando esa vida de ilusiones vacías que tenía la modelo-. Ella cree que debo darle más solo porque piensa que soy millonario.
Maddi frunció el ceño sin comprender.
-¿Piensa? ¿No lo eres?
-Mis padres me desheredaron cuando me casé con Sabrina.
La muchacha hizo una mueca pequeña intentando no reírse.
-¿Es en serio?
-¡Sí, te lo juro! —sonrió James.
-¿Por qué eso no parece molestarte? -Y eso sí era extraño porque las familias se mataban por dinero.
-Bueno, la verdad es que mi madre siempre tiene la razón, me gusta contradecirla, pero sé que todo lo hace por mi bien. Además tengo un buen sueldo como CEO de la compañía, me gusta trabajar y si necesito algo solo se lo pido a mi mamá —dijo él encogiéndose de hombros
Siempre pido cosas razonables, así que siempre me da lo que le pido.
-¡No lo puedo creer! ¡James King es un niño de mami! -se burló Maddi. 2
-¿Y este de quién va a ser? -preguntó él poniendo una mano sobre su vientre y Maddi hizo un puchero.
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-¡Muy cierto! También va a ser un nene de mamá – suspiró y lo miró a los ojos. Lamento que estés pasando por esto.
James apretó los labios y se aclaró la garganta antes de responder:
-Y yo lamento involucrarte.
-¿Involucrarme? ¿Qué quieres decir?
Él le entregó los papeles para que ella los viera.
-Sabrina me está acusando de adulterio. Te señaló como mi amante y la madre de mi hijo, así que también te citaron a declarar a ti en el juicio -siseó él tan molesto que Maddi fin lo
por comprendió. 1
-James… ¿estás molesto por esto o por el divorcio?
-¡Estoy molesto por todo, Maddi! ¡Para empezar porque estas acusaciones son una gran mentira! ¡Tú no eres mi amante, y yo solo estoy adoptando a tu bebé, pero eso no implica que haya una relación romántica entre tú y yo! ¡Además Sabrina sabe que yo no puedo tener hijos! ¿ ¡No se da cuenta de que todo ese teatro se le va a caer en el juicio!? -gruñó James-. ¡Y encima no quiero que tengas que pasar por ese mal rato! ¡Los periodistas, las fotos, los chismes, ir a declarar…! ¡Maldit@ sea! 2
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