CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 12. Eso lo cambia todo
La expresión de Maddi era relajada y sincera mientras aseguraba que ella no le gustaba, así la de James era sorprendida y curiosa. ¿Ella de verdad pensaba eso? ¿Que no le gustaba?
El juez se dirigió a ella y le hizo una sola pregunta.
que
-Señorita Grant, ¿usted estaría de acuerdo en hacerse una prueba de paternidad antes de que el bebé nazca? Por supuesto, algo que no sea invasivo ni peligroso para usted o su bebé.
-Sí, Su Señoría, por supuesto histéricos de Sabrina.
accedió Maddi y en ese mismo segundo se alzaron los gritos
—¡Eso no sirve para nada! —le espetó al juez- ¿No se da cuenta de que él es millonario y puede arreglar los resultados?
-Es que él no tendría ningún resultado que arreglar, porque según los informes médicos, James no puede tener hijos -replicó Maddi y la miró a los ojos. ¿Por qué insistes tanto en que mi bebé es suyo? ¿No te convencieron los informes de esterilidad o crees que son falsos? Porque si los reportes de esterilidad son falsos y lo sabes, eso significa que engañaste a James para no tener hijos con él y ahora estás haciendo todo este show para sacarle dinero.
—¡Eso es una estupidez!
-Es una posibilidad -replicó John, apoyando a Maddi. 3
Sabrina apretó los dientes con frustración pero se sentó de nuevo con los brazos cruzados.
-Bien, entonces solicitaremos una prueba de paternidad para el bebé de la señorita Grant y nos veremos aquí de nuevo la semana que viene. ¡Se levanta la sesión!
Maddi y James salieron de aquel juzgado mientras los periodistas los rodeaban, pero mientras James se veía nervioso y molesto por el asedio, ella se mantenía ecuánime. Las preguntas, los flashes de las cámaras, los micrófonos frente a sus caras… aquello era un espectáculo para los medios y James solo podía pensar en lo mucho que la afectaría. Sin embargo en pocos minutos se convenció de que era más fuerte de lo que creía.
-¡OK! ¡Hay veintiséis escalones del juzgado a la calle! -exclamó Maddi deteniéndose frente a ellos-. No puedo bajarlos y contestar al mismo tiempo. Así que ¿quién de ustedes será responsable de que una mujer embarazada se tropiece y ruede hasta allá abajo? ¿Alguien? ¿ Nadie? Entonces ¿me dejan pasar, por favor? -los periodistas le abrieron el camino-. Gracias, muy amables.
John se rio por lo bajo y en cuanto se subieron en el auto se dirigió a Maddi.
-¡Te voy a contratar específicamente para que me espantes a los periodistas en mis casos! exclamó.
-Fui camarera muchos años, así que sé usar mucho el “pasivo–agresivo” para espantar gente
-rio ella.
-Bueno, a mí me parece que nos fue muy bien
declaró John-. Fue una primera vista muy productiva, y con suerte no pasaremos de la segunda. Ahora solo tenemos que ir a hacerle esa prueba de paternidad al bebé de Maddi, y terminar con el show de Sabrina de una vez por todas. ¿Ustedes qué creen?
Maddi miró a James, que estaba concentrado en las calles que pasaban a través de la ventanilla.
-Creo que deberías hacerte un nuevo examen de esterilidad -le dijo.
-No–contestó James escuetamente y Maddi y el abogado se miraron.
Maddi se quedó en silencio durante el resto del viaje, pero apenas llegaron a la casa tiró de la mano de James y se encerró con él en su habitación.
-James, a lo mejor no es cierto que eres estéril
murmuró intentando hacerlo entrar en razón. Sabrina se veía muy convencida de que me habías embarazado, ¿por qué insistiría tanto si sabe que no puedes tener hijos?
Sabrina está loca y quiere dinero, no puedes hacerle caso a las incoherencias que dice.
-¡Ya sé que dice muchas incoherencias, pero su actitud…! ¡Esa es la que no me cierra, James! Quizás todo ese informe sea falso, quizás lo haya inventado para no tener hijos contigo. Solo hazte otra prueba con otro médico…
-Eso no va a hacer falta -replicó él.
-¡¿Por qué eres tan terco?! -lo acusó Maddi.
-¡Porque eso no va a cambiar la decisión que tomé! –declaró él con firmeza-. Te dije que quería adoptar a tu bebé y eso es lo que voy a hacer. Trazamos un plan de vida juntos ¿no? ¿O tú quieres cambiarlo? ¿Te arrepentiste?
-¡No, James, claro que no!
-¿Entonces por qué insistes con esto?
-¡Porque yo tampoco quiero que lo hagas solo porque no tienes más opciones! -exclamó Maddi, aunque en el fondo sabía que la única razón por la que estaban allí era porque él de verdad no había tenido más opciones.
James se metió las manos en los bolsillos y se quedó pensativo.
-¿Qué harías si resulta que sí puedo tener hijos? -preguntó James-. ¿Ya no querrías que yo sea su papá?
-Bueno… supongo que serías tú quien ya no querría -murmuró ella y James la miró fijamente a los ojos.
-¿Y aun así esperas que me haga el examen?
-Solo quiero lo mejor para ti, James. Somos amigos ¿no? -murmuró ella-. ¿Qué clase de amiga sería si no te aconsejara lo que es mejor para ti?
James cerró los ojos y respiró profundo, mientras aquellas palabras de Maddi martilleaban en su cabeza: “…no soy su tipo. Simplemente no le gusto“.
Tiró de su mano y la abrazó con suavidad.
-Tú y nuestro bebé son lo mejor para mí, Maddi, así que ya no volvamos a hablar de esto.
La semana que siguió fue tensa. James se mantenía distante y pensativo, y durante toda la semana apenas habían podido hablar un poco. Maddi no podía evitar sentirse culpable, pero sabía
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