CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 15. ¿Creíste que me había olvidado de ti?
James estaba dando vueltas de un lado a otro de la sala, ajustándose la pajarita cada dos
segundos mientras esperaba por Maddi. Habían tenido la pelea más horrible por un vestido: básicamente él trataba de quitárselo mientras ella se lo ponía. 2
-Pues entonces me voy desnuda, señor King -rezongó ella riendo mientras intentaba escapar de sus labios.
-Pero es que yo solo quiero un rapidito, por favorcito.
Ni favorcito ni favorzote -rio Maddi-. ¡Ya me he tenido que bañar tres veces porque después de cada rapidito viene el siguiente! Así no vamos a llegar. 1
Bueno, bueno, entonces te espero abajo -accedió James y media hora después se le aceleraba el corazón mientras la veía bajar las escaleras.
Maddi llevaba un vestido azul muy pálido, ajustado bajo los pechos y suelto abajo, que hacía parecer aún más hermosa su insipiente pancita. Llevaba el cabello recogido en una trenza ancha y suelta que le caía sobre un hombro y maquillaje muy natural.
James estaba a punto de echarse a sus pies, y suspiró cuando ella se acercó para arreglarle el lazo de la pajarita.
-¿El último rapidito? 2
-Noooo. ¡Dios, eres un calenturiento! -se rio Maddi y durante un minuto se miraron con ternura.
-Tengo algo para ti —dijo James mostrándole una caja de terciopelo azul.
La abrió frente a ella y Maddi vio un hermoso juego de gargantilla y aretes de engarzadas en oro blanco.
gemas azules
-James… -exclamó Maddi al tocar la gargantilla-. Son hermosos, pero cielo, esto es demasiado.
No, no lo es, solo son veintitrés zafiros y te quedarán geniales con este vestido dijo él sonriendo.
-James, sabes que no puedo aceptar un regalo tan costoso -protestó Maddi-. No estaría bien…
-Maddi, por favor. Estoy tratando de ser un caballero y hacerte un regalo para nuestra primera noche como pareja oficial. Porque sí somos pareja… digo, eres mi novia ¿no?
Ella puso los ojos en blanco.
¿En serio, muñeco? ¿Me regalas veintitrés zafiros cuando ni siquiera sabes si soy tu novia? -lo increpó-. Que por cierto, a mí nadie me ha preguntado nada… cero propuestas sobre la mesa… escasez absoluta de am…
James se topó con su boca en un beso coqueto y pestañeó con sensualidad.
-Maddison Grant. ¿Además de la madre de mi bebé -preguntó sacando aquella gargantilla y dándole la vuelta- te gustaría ser mi novia?
Le colocó la gargantilla y besó su mejilla mientras la abrazaba.
-Lo voy a pensar…
-¡Claro que no lo vas a pensar, tú ya eres mía y yo debo haber salvado al mundo en mi otra vida para que me tocara una chica tan linda como tú en esta! -exclamó james dándole una vuelta teatral. Además esta noche cuando regresemos quiero verte con esto puesto… solo
con esto.
Maddi le dedicó una sonrisa sexy.
Creo que ya Titanic te está afectando más de la cuenta. Mejor nos vamos. 2
Salieron con el mejor ánimo y un lujoso auto con chofer los esperaba.
El Angels Orphan Home de Londres era una de las casas de acogida de niños más grandes de la ciudad, y Sophia King se enorgullecía de pertenecer al estrecho círculo de sus patrocinadores principales. La recaudación anual era importante para los niños, así que ella no se permitía enviar solo un cheque: alguien de la familia King tenía que estar presente y James estaba feliz de hacerlo por ella.
Esto parece más que una simple recaudación de fondos cantidad impresionante de personas muy bien vestidas.
murmuró Maddi viendo una
Porque es mucho más que eso le explicó James mientras entraban-. La parte de la recaudación son solo los veinte segundos que esta gente tarda en firmar sus cheques, el resto del tiempo están aquí para hacer negocios.
Maddi frunció el ceño sin entender.
-¿Negocios?
-Sí, digamos que hay muchas personalidades que normalmente no se presentan en público, gente a la que es difícil acceder, pero vienen a eventos de caridad como este -dijo James pasando un brazo alrededor de su cintura-. Entonces es muy normal que quien quiera hacer negocios con ellos aproveche para acercárseles.
-¿Y tú eres una de esas personalidades? -sonrió Maddi.
-Normalmente soy bastante accesible, pero algunos prefieren aprovecharme aquí porque estos eventos me ponen bondadoso -respondió James-. De hecho, aquí viene el primer asaltante.
Muy pronto se acercó a ellos un señor de unos cincuenta años, muy educado y serio, que saludó a Maddi con respeto y a James con deferencia.
-Señor King, esperaba encontrármelo esta noche.
-Señor Chow, igualmente es un placer verlo. Le presento a Maddison, mi novia.
Encantado, señorita. ¡Y veo que ya encargaron, felicidades!
-Gracias, señor Chow–sonrió James-. Maddi, el señor Chow es dueño de uno de los mejores hospitales privados de la ciudad, y ahora está lanzando una farmacéutica. —¡Vaya, ese es un gran proyecto! Le deseo mucho éxito -expresó Maddi con sinceridad.
Y con la ayuda del señor King estoy seguro de que lo tendremos. Ya accedió a llevar toda la campaña publicitaria de la farmacéutica -respondió el señor Chow-, así que literalmente, ¡
nuestro éxito está en sus manos!
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