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La Novia Equivocada Novela de Day Torres novel Chapter 156

ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 5. Creo que es hora de cobrarte el favor

El hecho de que Nahia decidiera quedarse en Inglaterra no fue una sorpresa para Nathan. Ya sabía que su hija quería estudiar en Oxford, como lo habían hecho antes sus hermanos Sophia y James, pero le pareció que estaba demasiado tranquila, como si no supiera que había dejado un problema detrás en Estados Unidos.

Nathan estaba seguro de que lo descubriría apenas llegara a Boston de nuevo y no se equivocó, porque no habían pasado ni diez minutos desde que habían aterrizado cuando recibió la llamada de un abogado. Sin ningún ánimo para molestar a su esposa, Nathan decidió citarlo en su oficina, así que envió a Meli a casa mientras él iba al Edificio de King‘ s Holding Corporation.

Apenas llegó su asistente le anunció que el Licenciado Alcázar lo estaba esperando ya, y Nathan lo hizo pasar a su oficina para encontrarse con la figura desagradable de un hombre de su edad.

-Señor King, vengo en nombre del señor Austin Carter, a negociar una demanda por agresión.

Nathan ni siquiera estrechó su mano, solo lo miró con desagrado y el hombre acabó retirándola. Austin Carter era el novio de Nahia, eso lo sabía por Meli porque su hija jamás se había molestado en llevarlo a la casa o presentárselo.

-Explíquese–siseó sin molestarse en ser educado.

-Esta es una copia de la denuncia que se hizo en la policía por los cargos de agresión. La señorita Nahia King golpeó salvajemente a mi cliente y el señor Carter decidió levantar cargos -dijo el abogado poniendo frente a él la copia de la denuncia en la policía.

Nathan la leyó por un segundo y observó la foto del chico golpeado. De inmediato recordó las palabras del desconocido que lo había llamado: “La policía va a ir a arrestar a Nahia por una estupidez que sí hizo, pero por la que no debería pagar“.

-Y me imagino que si usted está aquí, es porque el señor Carter está abierto a una negociación para retirar los cargos -murmuró Nathan con una sonrisa calmada y fría.

-Así es, señor King -respondió el abogado sacando otro documento-. Mi cliente está dispuesto a olvidar esto, a evitar el escándalo mediático de un juicio y retirar los cargos a cambio de la módica suma de tres millones de dólares.

Nathan tomó el documento de la demanda y lo colocó suavemente sobre su escritorio. -Está bien-declaró y el abogado.sonrió satisfecho.

-¡Perfecto! En ese caso solo tiene firmar aq…

-Está bien, voy a investigar–lo interrumpió Nathan sentándose cómodamente en su silla ejecutiva y echándose hacia atrás-. Difiero del término “salvajemente“, esta es una simple nariz rota -dijo señalando la foto-, pero si de verdad mi hija golpeó a su cliente, estoy

seguro de que no lo hizo sin motivos. Voy a investigar, y como descubra que Austin Carter

le

puso un solo dedo encima que provocara esto, le garantizo que se convertirá muy

pronto en abogado defensor, y no le conviene para nada ir contra mí. Buenas tardes.

El abogado arrugó el ceño con molestia.

-Pero…

-¡Buenas tardes, dije! -sentenció Nathan y eso significaba “¡Sal antes de que te eche a patadas!”

Para el momento en que lo vio salir, Nathan respiró profundo, porque sabía que algo le había pasado a Nahia como para que actuara de aquella manera. No negaba que su muchachita tenía el mismo carácter difícil de su madre, pero jamás agrediría a una persona solo porque sí.

Se levantó de aquella silla para ir directamente a la estación de policía donde habían puesto la denuncia y pidió hablar con el capitán del precinto. Todos conocían a Nathan King en aquella ciudad, así que en pocos minutos estaba sentado en la oficina principal pidiendo explicaciones.

-Capitán Turner, necesito que me diga cuál es la situación actual de esta denuncia -le dijo mostrándole el papel y de inmediato el hombre la reconoció.

Había estado pendiente de ella porque involucraba el apellido King y ya se imaginaba que eso significaba problemas.

-Señor King, esperaba verlo antes por aquí.

-Mi familia y yo estábamos de viaje -respondió Nathan.

-Bueno, igual ya no tiene por qué preocuparse por esta denuncia, ha sido desestimada hace unas horas, otra persona ha confesado la agresión a Austin Carter.

Nathan se echó hacia adelante.

-Explíquese–pidió.

-Aaron Orlenko, el guardaespaldas del señor Carter en ese momento, declaró que fue él quien lo golpeó por molestar a su hija, dijo que la denuncia contra ella era solo para sacarle dinero a usted, pero no tenemos pruebas de es…

Y como para demostrar que era cierto, Nathan sacó la demanda por tres millones de dólares y se la mostró.

-Ya veo, entonces el muchacho tenía razón -murmuró el capitán-. Igualmente es su responsabilidad ahora, y su hija está libre de culpa, señor King. No tiene que preocuparse.

Sin embargo Nathan sí se preocupaba, porque alguien más estaba asumiendo la responsabilidad por algo que Nahia había hecho y ella parecía no saber nada de eso. -¿Cómo puedo localizar a Aaron Orlenko? -preguntó.

-Pues ahora mismo lo tenemos en una celda, esperando a su abogado que viene a pagar su fianza, según dijo, mañana o pasado -respondió el capitán y Nathan asintió.

-Arregle los papeles de su liberación, por favor, yo pagaré la fianza.

El capitán asintió y poco después Aaron salía completamente presentable de su celda y saludaba a Nathan.

Según su abuela, Katerina Orlenko, había dos tipos de hombres en el mundo: los que se creían que eran poderosos, y los que realmente lo eran.

Aaron no era de los que se impresionaba seguido, pero Nathan King tenía la presencia de un hombre que no necesita dejar asentado que es poderoso porque eso ya le venía de fábrica.

-Aaron Orlenko. Lamento conocerlo en estas condiciones -se presentó con respeto-. ¿ Usted pagó mi fianza?

-Sí, fui yo -respondió Nathan con tranquilidad-. Y las malas condiciones son en las que mejor se conocen a las personas. Tú me llamaste para advertirme que iban a arrestar a mi hija.

Le hizo un gesto para que lo siguiera y los dos salieron al estacionamiento del precinto. -Nahia no se merecía el escándalo de un arresto -murmuró Aaron.

-Eso lo entiendo, pero de ahí a asumir la culpa por ella… -replicó Nathan pensativo.

Aaron se encogió de hombros pero no iba a mentir sobre sus motivos.

-Un expediente policial no se iba a ver muy bien en su aplicación para la universidad, y Oxford suele ser selectiva -dijo Aaron.

-¿La conoces? -preguntó Nathan como si aquello fuera una conversación casual.

-Preferí Cambridge -murmuró Aaron con un suspiro, como si esos hubieran sido los mejores tiempos-. De todas formas salí de la universidad hace mucho, a mí no va a afectarme. Además si hubiera hecho mejor mi trabajo, Nahia no hubiera tenido que golpear al inútil de Carter.

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