Libro 2 | La Vida Fabulosa de Jay: Capítulo 34
Evan
Tomé mi teléfono para ver los mensajes sin leer de Jay. Ahora mismo no quería mirarlos. Necesitaba un poco de tiempo para mí.
Mis hermanos y yo bajamos lentamente las escaleras desde el desván de la casa de la
piscina. Vi a mi papá parado adentro, junto a la puerta.
-Buenos días, chicos. ¿Cómo están las cabezas hoy? -preguntó.
-Siento como si un camión me hubiera pasado por encima de la cabeza -se quejó Austin.
-Necesito una aspirina -murmuró Adam.
-Igual -asentí.
-Bueno, ustedes le dieron duro a la botella anoche -soltó una carcajada.
-Solo en nuestra casa eso tiene sentido -murmuró Austin.
-Así que, su mamá piensa que ustedes estaban haciendo algo de unión fraternal con una acampada. Eso fue lo que le dije -comentó mi papá con una sonrisa.
-Gracias, papá -agradeció Austin.
-Ok, los dobles A, suban a la casa. Necesito un minuto con Evan -pidió.
-¿Dobles A? Papá, no intentes ser moderno -bromeó Austin.
Adam y Austin pasaron junto a él y salieron por la puerta. Mi papá me miró con seriedad.
-¿Estás bien? Cuando vine aquí anoche, estabas bebiendo bastante -observó.
-Sí, solo tuve una sorpresa ayer -confesé.
-Evan, sabes que puedes hablar conmigo, ¿verdad? Sé que tuviste un problema con quien
estás viendo. Pero quiero que sepas que puedes venir a mí, sin importar qué. Puede que no
entienda o no tenga una respuesta, pero siempre estaré ahí para ti -dijo con sinceridad.
-Gracias, papá -respondí con un nudo en la garganta.
¿Se dijo algo anoche para que me dijera esto? Ojalá fuera tan simple como solo hablar con él.
-Ok, amigo, vamos a subir a la casa. Mamá no tiene idea de lo que realmente pasó anoche. Mantengámoslo entre nosotros, ¿ok? -propuso.
+10 Poin
Libro 2 | La Vida Fabulosa de Ja…
-¿Me llevaste a la cama anoche? -pregunté con curiosidad.
-Sí, tú y Austin ya no tienen dos años, eso es seguro. ¡Maldita sea, ustedes son pesados! A Adam lo dejé en el sofá, no iba a subir esas escaleras de nuevo. Estoy demasiado viejo para
esa mierda -rio.
Sonreí y lo abracé.
-Gracias–murmuré.
Mi papá me devolvió el abrazo con firmeza.
-Está bien. Te respaldo, eres mi hijo -susurró.
Jay
¡Evan no me respondía los mensajes! Estaba realmente preocupado de que Tristan hubiera
arruinado las cosas ahora.
-Jay, cálmate de una vez. Probablemente solo necesita un momento -dijo Mitzi mientras se
pintaba las uñas.
-No quiero que esta relación termine antes de que siquiera comience -repliqué con
ansiedad.
-Bueno, tú eres Jay, haz algo grandioso para mostrarle que lo quieres -sugirió Mitzi con
naturalidad.
-¿Como qué? -le pregunté.
Mitzi dejó de pintarse las uñas, puso el pincel de vuelta en la botella y me miró con una
expresión divertida.
-Jay, ¿el rey de las películas románticas me está preguntando qué puede hacer para
mostrarle a Evan que lo quiere? Wow, marca este día -exclamó con ironía.
-Mitz… -suspiré.
-Bueno, podría tener una idea. Pero necesitaremos a la Sra. Laura para ayudar. Será mejor
que mejores tus habilidades vocales -comentó con una sonrisa traviesa.
-¿Qué tienes en mente? -quise saber.
Mitzi sonrió con picardía.
-10 cosas que odio de ti. Vas a hacer una demostración de canto en público -anunció.
2/4
Libro 2 | La Vida Fabulosa de Ja…
Laura
10 Points
Recibí una llamada de Mitzi, preguntándome si había alguna manera de llevar a Evan a su club de drag. Jay y Evan tuvieron un malentendido y, por supuesto, el despreciable de Tristan
estaba involucrado de nuevo.
Ahora, ¿cómo sacar a Evan de la casa y llevarlo a un club de drag sin que mi esposo lo
supiera? Esa sería la parte difícil. Ojalá Stephan supiera la verdad sobre nuestro hijo. Esto
sería mucho más fácil.
Estaba en mi dormitorio, mirando algunas fotos viejas de los niños cuando eran bebés. Sentí la necesidad de verlas porque había olvidado que ayer fue el cumpleaños de Emily.
-Hola, cariño -saludó Stephan al entrar en la habitación.
-Hola -respondí, cerrando el álbum de fotos.
-Eran pequeños, ¿verdad? Ahora mira a nuestros bebés -dijo con nostalgia.
-Admito que extraño a mis pequeños corriendo por aquí -confesé.
-Yo también. Extraño que no pudieran esperar para contarme cosas cuando me veían.
Extraño el “Adivina qué, papá” -suspiró.
-Cariño, ¿te preocupa algo? -pregunté con suavidad.
Comments
The readers' comments on the novel: Sorprendiendo al Bully