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Destinada a los gemelos alfas novel Chapter 58

58

Clara se quitó la colcha que la cubría de pies a cabeza y soltó una gran bocanada de aire. -Maldición con esta loba miedosa – había obstinación en su voz.

Se había tenido que forzar a salir de nuevo, aunque gracias a la sangre que había consumido de Dixon no estaba tan cansada como antes. Aun así, necesitó de unos minutos para tener el control total de su cuerpo. La otra Clara ya se había refugiado en su rincón en su mente. No la podía culpar, esta estaba perdiendo fuerzas mientras ella se hacía más fuerte.

Eso solo significaba una cosa. Dentro de poco ese cuerpo sería completamente suyo. Y eso era lo que queria, aunque una pulsada en su pecho la dejó sin oxigeno. Había estado tanto tiempo cuidando de esa Clara al punto que las heridas internas y mentales eran tan profundas y marcadas que daban lástima, que el hecho de imaginarse sola era algo … incómodo.

No, debía centrarse. La otra Clara rechazaba por completo a sus mates. Ella, los necesitaba para vivir y no permitiria que sus años se vieran limitados si ella podia interceder.

Escuchó como la puerta se abría de nuevo y la loba de antes entraba con un bulto en sus manos, quedándose mirándola fijamente al dejarlo sobre la cómoda.

-¿Ocurre algo?- Clara se recostó contra el respaldar de la cama. Había regulado el color de sus ojos por lo que la tonalidad rojiza solo se encontraba como un débil halo alrededor de sus iris. Había que estar muy cerca para verlo. La loba se giró hacia ella y Clara pudo jurar que había fruncido el ceño y hasta gruñido en voz baja.

-¿Qué? Acaso te molestas también porque soy la mate del alfa- fue tajante. La otra Clara podía centrarse en tener miedo, pero ella era mucho más intuitiva. La loba no dijo nada. Simplemente dio la vuelta y salió de la habitación. Clara alzó los hombros con desinterés. Los sonidos de afuera llegaron a sus oídos y a pesar de que estaba dormida mientras sus mates le habían dicho que tenía que estar en la ceremonia, ella aun lo recordaba. Pues bueno, que mejor que darles una sorpresa, tanto a ellos como a toda la manada. Además … ya había olido aquella fragancia de aquella loba en un lugar donde no debía estar, un lugar que era de ella. Gateó por la cama sintiendo sus músculos tensos y bajó de esta con cuidado. Se enderezó quedando mirando en dirección al espejo de cuerpo entero. Sus ojos se fijaron en su cabello precisamente en donde su padre había destrozado un buen mechón. Acomodarlo de tal forma que se viera medianamente bien sería algo complicado. Acarició el resto de su melena. Lástima, pero el cabello le crecia bastante rápido así que

simplemente se puso a buscar una tijera en el cuarto inútilmente. No encontro ninguna.

Retorno delante del espejo y utilizó lo mejor que podía usar. Dejó salir una de sus garras y con esta fue cortando los mechones hasta que su cabello calló a la altura de los hombros en una melena bastante pareja. Ahora tocaba arreglarse para el evento. Le encantaría ver el rostro de sus mates cuando la vieran.

Y no se equivocó en la idea que tenía en su mente cuando hizo acto de presencia.

La exclamación colectiva que se escuchó no fue precisamente por la acción cometida por la loba de besar a su alfa de forma posesiva. Fue más bien por la imagen que ella proyectaba muy diferente a como todos la recordaban. No quedaba nada de aquella loba miedosa que siempre era intimidada por los demás y que siempre se quedaba con la cabeza gacha esperando simplemente a ver qué ocurría.

No, nada de eso.

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