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Destinada a los gemelos alfas novel Chapter 64

64

-Y… eso fue lo que pasó.

Ethan iba caminando detrás de Dixon, moviendo su peluda cola de un lado a otra. A pesar de que aun tenía rastros de las heridas de la caída en su cuerpo y uno que otro músculo martilleando dentro de él, estaba de muy buen humor. Revolcarse con su loba y correrse contra ella, había sido lo mejor de la noche. Podía aguantar el mal carácter de su hermano. Aunque este fuera el que la llevara encima.

Clara se había quedado rendida después de haberse corrido y que Dixon le hubiera comida la boca hasta que esta no había podido más. Ethan no se había dado cuenta hasta muy tarde que él desgraciado había metido su propia corrida dentro de ella con sus dedos marcandola un más con su olor. Por lo que él no se había quedado atrás, y el poco semen que aún no se habia secado en el vientre de ella lo había esparcido por su piel hasta manchar sus senos. De esa forma ella ahora olía asquerosamente a ellos. Ningún macho se atrevería a acercarse a ella, y más con las mordidas a cada lado de su cuello.’

A pesar de que lo odiaba reconocer, ellos dos se habían sincronizado perfectamente para compartir a la loba y darle el mayor placer posible. Y lo más destacable, sus feromonas no habían luchado entre ellas. Todo lo contrario, se habían complementado.

Ahora, Clara estaba completamente rendida sobre el lomo de Dixon. Una pierna a cada lado de su lomo mientras su cabeza descansaba sobre el cuello de este que apenas alcazaba a abrazar entre sus brazos blancos. Su rostro se mostraba relajado y eso les gustaba a sus dos mates. Cuando su loba era feliz ellos también lo eran.

-Entonces, ella te atacó-Dixon habló recapitulando todo lo dicho por Ethan.

– Si, lo viste, sus ojos estaban completamente rojos, pero reaccionaba diferente a otras veces. Era más agresiva, no me prestaba atención ninguna, incluso me mordió. Mi mate me mordió.

Si lo hizo fue porque te lo merecías – Dixon respondió de forma tranquila. -Oye, imbécil, estamos hablando cosas serias – Ethan trotó más rápido y se pudo a la par de él.

– Yo no estoy jugando – Dixon le respondió – Cuando despierte tendremos que interrogarla, usando el método que sea. Esto se está complicando.

– Espero que al menos sea más cooperativa que esa parte que nos tiene miedo. Me gusta en todas sus facetas, pero el llanto de ella realmente me descontrola.

Dixon lo miro por el rabillo del ojo. No quería reconocerlo, pero estaba de acuerdo con él.

-Y bien, en qué momento pasaron de ella estar casi muriendo a casi teniendo sexo – la voz del alfa salió grave, casi como un gruñido que hizo que Clara se restregara con el denso pelaje del lobo negro.

Ethan casi sonrió mostrando sus colmillos.

– Capacidades que tenemos algunos. Solo pasó. No debiste aparecer tan rápido. Hubiera disfrutado de ella mucho más tiempo.

severa.

Dixon no tenía que repetirlo, pero al pasar por al lado de él dejó que el beta oliera en la loba el olor de los dos machos, bien potente. Si, era una advertencia.

– No la bañes – comentó Ethan entrando a la habitación y dejándose caer en la cama- Que despierte y que nos sienta en ella.

Dixon, aun con la loba en brazos se quedó pensativo. -¿Qué haces aquí? Fuera. Ethan alzó una ceja.

-No tengo esa intención. Se desplazó a un lado de la cama y palmeó el colchón – Voy a dormir con mi loba, aun si eso implica dormir contigo y tu desagradable olor – Pero si no me quieres aquí dame a Clara y la llevo directo a mi habitación. No me molestará devorarla mientras tanto.

Dixon gruñó en respuesta haciendo que Clara se removiera contra él. Eso hizo que se calmara. Y Ethan tenía razón. Ellos eran lobos, el olor era lo más esencial en ellos y sus fluidos era la forma más factible, a falta de la mordida de dejar una marca más potente. Mientras más tiempo estuvieran en el cuerpo ajeno, más intenso sería.

Por lo que, no supo si era por la fragancia de la loba, porque estaba cómoda con ella, o porque estaba cansado, pero cedió silenciosamente, llevando a Clara a la cama y acostándola entre ellos. Ethan sonrió victorioso mientras la cubría con la colcha y los tres se quedaron durmiendo cuando el cansancio los invadió.

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