Capítulo 151
Ella no estaba allí, y eso hizo que Rosa destacara aún más.
Rosa firmó autógrafos para ese grupo de compañeros y luego, con muy buen ánimo, se acercó a Raquel. —Raquel, me dijeron que Felipe te secuestro, ¿por qué siempre estás causando problemas? ¡Qué vergüenza para nuestra familia Pérez!
Cuando ella estuvo en problemas, toda la familia Pérez solo tenía reproches y culpas hacia ella; nadie mostró preocupación.
Raquel no se molestó en lo más mínimo; ya estaba acostumbrada. Con un guiño juguetón, le respondió a Rosa: -No me importa dar vergüenza a la familia Pérez, al final, mientras tú sigas en la familia Pérez, eso es lo único que importa.
Esa frase tocó el corazón de Rosa. Sonrió con suficiencia, mostrando sus labios rojos y dijo con orgullo: -¿Ya oíste que mi tesis académica fue seleccionada por el Museo de Medicina? ¡ Mañana será exhibida oficialmente en su vitrina! Toda la familia Pérez está emocionada,
mañana mi abuela y mis padres irán al Museo de Medicina para presenciar mi momento de gloria.
Doña Sara también participaría; Rosa era su nieta más orgullosa. No solo era la luz de la
Universidad del Futuro, sino también la luz de la familia Pérez. Por eso, mañana ella y su
familia asistirían al Museo de Medicina para presenciar el momento glorioso de Rosa.
Raquel levantó una ceja. Aunque no miraba atrás, podía imaginarse cuán felices estarían en ese
momento toda la familia Pérez.
Raquel sonrió y dijo: -Entonces, mañana también iré al Museo de Medicina a unirme a la
fiesta.
-¿Tú? -Rosa la miró con desdén-. Puedes ir si quieres, sé que, como eres del campo, quieres aprovechar para ver el mundo, pero no causes problemas ni avergüences a nadie. ¡Si lo haces, haré que te echen del Museo de Medicina!
Raquel sonrió y asintió, -Está bien.
Rosa caminó con arrogancia, golpeando el suelo con sus tacones.
–
Camila, confundida, preguntó: Raquelita, ¿de verdad vas a ir al Museo de Medicina mañana? La familia de Rosa seguro que te va a humillar.
Raquel acarició la mano de Camila y le dijo: -Tranquila, sé lo que estoy haciendo.
Raquel sacó su teléfono y buscó a Luis. -Luis, mándame el artículo académico de Rosa que seleccionado por el Museo de Medicina.
fue
Luis respondió al instante.
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Grupo Díaz.
Alberto estuvo todo el día trabajando en la oficina del presidente. En los últimos días, se había centrado tanto en Raquel que su trabajo se acumulaba.
Por la noche, Carlos llegó. Se sentó en el sofá y comenzó a quejarse: -Alberto, ¿cómo pudiste pelearte tanto con la familia Mendoza por Raquel? Empiezo a pensar que te han echado un maleficio.
Alberto levantó la mirada del documento y le lanzó una mirada fría a Carlos.
Carlos inmediatamente se calló. No le temía a nada ni a nadie, pero sí a Alberto.
Aun así, no podía tragar esa humillación. Abrió un juego y etiquetó a Raquel, invitándola a jugar.
La última vez que jugó con Raquel en línea, ella lo derrotó, y desde entonces había mejorado su equipo con la esperanza de vengarse.
Raquel ya estaba de vuelta en su dormitorio. Luis le había enviado el artículo académico de Rosa, y ella lo estaba revisando.
En ese momento, su cuenta de juego comenzó a sonar sin parar. Vio los mensajes de Carlos.
-¡Raquel, ven aquí!
-¡Juega conmigo!
-¡Te voy a vencer!
-¿Tienes miedo?
-¡Cobarde!
Raquel suspiró.
Carlos la había desafiado a jugar.
Raquel dejó el artículo académico a un lado, inició sesión en el juego y le respondió a Carlos: Está bien, jugaré una partida contigo.
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