Capítulo 157
-¡Abuela, papá, mamá, yo tampoco sé cómo sucedió todo esto!
Ricardo y Patricia exclamaron, visiblemente preocupados. ¡Rosita, no habrás ofendido a El Invencible, ¿verdad?
Doña Sara se dio un golpe en el muslo. —¡Ay, qué mal, qué mal! El Invencible tiene habilidades médicas extraordinarias, ¡es una persona a la que no podemos ofender! ¿Ahora qué vamos a hacer?
Raquel, que estaba parada a un lado, observaba con indiferencia cómo la familia se angustiaba por El Invencible.
Rosa tenía los ojos rojos, claramente también preocupada.
En ese momento, Patricia de repente preguntó: —Rosita, ¿dices que El Invencible es hombre o mujer?
Ricardo preguntó: -¿Qué quieres decir con eso?
-Si El Invencible es hombre, ¡con lo guapa y talentosa que es nuestra Rosita, seguro que se enamorará a primera vista!
Doña Sara, que antes estaba tan triste, de repente se llenó de esperanza. —¡Sí! Si nuestra
Rosita se convierte en esposa de El Invencible, ¡la familia Pérez realmente habrá alcanzado el
cielo! ¡En ese momento, El Invencible será mi yerno mayor y el presidente Alberto será mi yerno menor! ¡Ya no tendré de qué preocuparme en esta vida!
En realidad, Ricardo y Patricia ya estaban buscando un buen partido para Rosa. No podían dejar que Ana los superara, así que ya habían fijado su mirada en El Invencible.
Solo El Invencible podía competir con Alberto.
Rosa también se sintió intrigada. Ella admiraba a Alberto, pero sabía que su corazón solo pertenecía a Ana. Por eso se había prometido encontrar a un hombre tan destacado como él.
El Invencible reunía todas esas cualidades.
Rosa mostró una sonrisa decidida, como si ya hubiera alcanzado su objetivo. -Abuela, papá, mamá, tengo información interna. El Invencible ya ha llegado a Solarena.
-¿De verdad? ¿Dónde está El Invencible? Doña Sara y los demás también estaban muy intrigados por El Invencible.
-No se preocupen, yo lo encontraré. Esperen buenas noticias de mi parte. -Rosa sonrió, mostrando los dientes.
Capitulo 157
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La familia se sintió aliviada y comenzó a animarse nuevamente.
Raquel, que escuchaba todo esto a un lado, pensó: –
Solo les deseo suerte.
En ese preciso momento, sonó una melodiosa llamada de teléfono.
Era Ramón quien llamaba.
–
Raquel salió a contestar, y en seguida escuchó la voz de Ramón. ¡Raquelita! Hoy es mi cumpleaños, ven a celebrarlo conmigo.
Era el cumpleaños de Ramón, y él la invitaba a pasar un buen rato.
Raquel, por instinto, pensó en rechazar la invitación. -Ramón, hoy yo…
-¡Raquelita, tienes que venir! Si no vienes, no tendré más opción que llevar mi auto hasta la Universidad del Futuro y aparcar justo debajo de tu edificio para ir a buscarte.
Raquel vaciló un momento: Muy bien, aceptaba el chantaje.
-Ramón, mándame la dirección, iré más tarde.
Ramón le envió la dirección, y ya que era su cumpleaños, Raquel pensó que no podía ir con las manos vacías. Así que decidió ir a un centro comercial a elegir un regalo.
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