Capitulo 191
Capítulo 191
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El cuerpo de Raquel se tensó ligeramente.
Nahia había estado oculta detrás de Raquel, y vio que Alberto había dejado de llorar. Su rostro, que antes estaba pálido, comenzó a teñirse de un dulce rubor de adolescente. Sus ojos seguían al elegante y apuesto cuerpo de Alberto, observándolo fijamente.
El presidente Heriberto despidió a Alberto y, de inmediato, miró a Raquel. —Jajaja, dices que eres la señora Díaz, pero el presidente Alberto ni siquiera te conoce, jeres una estafadora!
Raquel no pudo decir nada.
El presidente Heriberto, sin querer perder más tiempo, ordenó: —¡Agárrenlas!
Dos guardaespaldas vestidos de negro la tomaron bruscamente a ella y a Nahia.
Nahia intentó resistirse: -¡Suéltame!
Raquel, por otro lado, parecía algo más tranquila. Tenía agujas plateadas y drogas anestésicas escondidas en su cuerpo; si lograba entrar a la habitación con el presidente Heriberto, podría escapar con Nahia.
Mientras Raquel lo pensaba, el presidente Heriberto levantó la mano y ordenó: -—Llévenlas al
auto.
Los dos guardaespaldas las empujaron hacia adelante.
De repente, una voz sonó detrás de ellos: -Presidente Heriberto, por favor, espere.
El presidente Heriberto se dio la vuelta y vio salir del reservatorio de Alberto a un hombre: el presidente Fernando, quien lo había llamado.
-Presidente Fernando, ¿cómo está?
-Presidente Heriberto, el presidente Alberto desea que entre a su salón a tomar algo.
El presidente Heriberto mostró gran sorpresa. ¡La invitación de Alberto era un gran honor para él!-Claro, voy en este mismo instante.
El presidente Heriberto extendió su brazo y rodeó el delicado hombro de Raquel. —Vamos, acompañame a brindar por el presidente Alberto. Y te advierto, ¡compórtate!
Los guardaespaldas se quedaron afuera, con Nahia, esperando. Si Raquel no cooperaba, Nahia
sufriría las consecuencias.
Raquel no tuvo más opción que seguir al presidente Heriberto hacia el lujoso salón.
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En el lujoso salón, Raquel vio al presidente Alberto sentado en la posición principal. Él, apuesto y lleno de distinción, se encontraba allí mientras un ejecutivo servía vino en su copa.
Era la primera vez que Raquel se encontraba con él en un ambiente como este, en un lugar donde los empresarios de alto rango se reunían. Verlo allí, sentado con esa postura altiva, era como ver a un verdadero magnate.
No había imaginado que, después de tantos días sin verlo, su encuentro se daría en una situación como esta.
El presidente Heriberto la sentó frente a él, mientras los ejecutivos comenzaban a hacer bromas. Presidente Heriberto, ¿es esta tu nueva novia?
—Sí, es una estudiante de la Universidad del Futuro.
-Siempre te han gustado las estudiantes, ¿eh, presidente Heriberto?
En este tipo de ambiente masculino, sin filtros y con un tono un tanto vulgar, el presidente Heriberto se rió. Esta estudiante tiene algo interesante. Presidente Alberto, ¿sabías que ella dijo que es tu señora Díaz?
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