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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 200

Capítulo 200

La familia Pérez brindó alegremente, tomando un trago de sus copas.

En ese momento, Ana notó a Alberto a su lado. Él no había dicho una palabra, ni se había involucrado en ninguna de las conversaciones de la familia Pérez, manteniéndose muy reservado.

Después de que Raquel se marchó, Alberto siguió mirando hacia donde ella se había ido, como si estuviera distraído.

Ana habló: -Alberto, ¿qué te pasa? Nosotros estamos invirtiendo en el equipo médico de El Invencible, ¿no estás de acuerdo con eso?

Alberto levantó lentamente los párpados, echando un vistazo a El Invencible, que estaba frente

a él.

El Invencible se sintió algo incómodo; la mirada de este presidente, Alberto, era tan penetrante que parecía capaz de ver a través de él.

Este presidente Alberto, al igual que Raquel hace un momento, lo hacían sentirse intimidado.

Sin embargo, Alberto solo lo miró con indiferencia y rápidamente desvió la vista. —No es nada. Ustedes deciden lo que quieran, es su asunto.

Dicho esto, Alberto se levantó. -Tengo algo que hacer, me voy primero.

Alberto intentó levantarse para marcharse.

-¿Presidente Alberto, ya te vas? Aún no hemos cenado —dijo doña Sara, haciendo un gesto rápido a Ana.

Ana sabía que él seguía molesto por lo de la foto, pero, al enterarse de que ella tenía dolor en el corazón, vino de inmediato, ¿verdad?

Ana rápidamente se llevó la mano al pecho. —Alberto, me duele el corazón.

Alberto se detuvo.

El cuerpo frágil de Ana se desplomó en sus brazos. -Alberto, ¿puedes llevarme a descansar? -Sí, presidente Alberto, mejor lleva a Anita a descansar -añadió doña Sara.

Alberto observó el rostro pálido de Ana y, al final, no se negó. Extendió los brazos y la levantó

en su regazo.

Subieron al piso superior.

Doña Sara miró a la familia de Alejandro. —Ahora que Rosita está saliendo con El Invencible y

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pronto se van a casar, no será que, cuando se casen, Anita aún no haya tomado su lugar como señora Díaz, ¿verdad?

Alejandro y María permanecieron en silencio, pues la situación entre Alberto y Ana no había ido bien últimamente.

Doña Sara comentó: -Siempre he valorado mucho a Anita. Ella debe apresurarse, porque el presidente Alberto y Raquel deben divorciarse ya.

Es cierto, Alberto y Raquel ya deberían haberse divorciado.

Su matrimonio había sido largo y complicado.

María comprendió la insinuación y rápidamente respondió: -Mamá, lo . Esta noche Anita se asegurará de que el presidente Alberto se quede.

Doña Sara se mostró satisfecha. —Eso está bien. Rosita y Anita son nuestras nietas, las de la familia Pérez. Sería ideal que las dos familias organizaran juntas las bodas. Seguro que la ceremonia será un evento importante en todo Solarena, ¡será una historia maravillosa!

Doña Sara se perdió en sus pensamientos felices.

Aunque ambas familias siempre habían competido en secreto, tras la muerte de Diego, se habían unido más que nunca.

Especialmente en lo referente a humillar a Raquel.

Cuando Alberto y El Invencible se convirtieran en los yernos de la familia, y ambas familias organizaran las bodas juntas, la familia Pérez alcanzaría la cima.

Doña Sara levantó su copa nuevamente. -Vamos, brindemos por un futuro brillante para

nuestras vidas.

-¡Salud!

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