Capítulo 218
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El agua del vaso se derramó por completo sobre las manos y el cuerpo de Raquel.
Camila rápidamente sacó una servilleta para ayudar a Raquel a secarse. -¡Nahia, ¿qué estás haciendo?! He notado que siempre estás atacando a Raquelita con indirectas. ¿Estás tratando de perjudicarla?
Raquel probó la temperatura del agua: estaba tibia, no era nada caliente.
Sus ojos, claros y nítidos, se posaron sobre el rostro de Nahia. -¿Lo hiciste a propósito, echándole la culpa a Laura, pero en realidad querías atacarme a mí, verdad?
Nahia, sin mostrar ningún remordimiento, se encogió de hombros y sonrió. -Sí.
Camila, furiosa, exclamó: —¡Nahia, ¿te has vuelto loca?! Raquelita siempre te ha considerado
su amiga. ¿Acaso olvidaste quién fue a salvarte cuando el presidente Heriberto te llevó a Hotel La Luna Dorada? Ahora que te has convertido en una gran estrella, ¿te olvidas de las personas que te ayudaron y nos devuelves el favor de esta manera? ¡¿Tu conciencia la ha devorado un perro?!
Nahia no mostró ni una pizca de vergüenza. Al contrario, soltó una risa fría. —Finalmente lo
han dicho en voz alta. En realidad, lo que pasa es que me tienen envidia. Me tienen envidia
porque encontré a un novio rico, porque me convertí en una gran estrella.
¿Envidia?
Camila quedó sin palabras. —¡Entonces, di su nombre! ¿Cómo se llama tu novio?
Raquel, con calma, estiró la mano para poner a Camila detrás de ella. Sus ojos, claros y agudos, se fijaron en Nahia. -¿Conozco a tu novio?
Nahia ya había presumido varias veces de él frente a Raquel, así que debería conocerlo.
Pero Nahia no respondió a esa pregunta.
En ese momento, la asistente de Nahia recibió una llamada y se apresuró a susurrarle algo al
oído.
Una sonrisa de felicidad apareció en los ojos de Nahia. Se giró hacia Raquel con orgullo. -Lo siento, pero no tengo tiempo para discutir sobre Laura. No voy a cambiar de opinión. Mi novio escuchó que me había lastimado y viene a recogerme para llevarme del hospital.
Camila, furiosa, soltó un grito: —¡Tú!
En ese instante, Nahia se levantó de la cama, levantó el edredón y se puso de pie. Llevaba un vestido hermoso, giró frente al espejo varias veces para asegurarse de lucir impecable y, luego,
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sin mirar atrás, se fue con su asistente.
-¿Qué tipo de persona es esa? ¡Realmente la juzgamos mal! ¿Qué clase de persona la está manteniendo para que se ponga tan arrogante? -Camila estaba furiosa.
Raquel observó la dirección en la que Nahia se había ido, y luego dijo, de repente: -¿Quién será el dueño detrás de ella? Si la seguimos, lo sabremos.
De hecho, ella también quería saber quién era el hombre detrás de Nahia.
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Raquel y Camila bajaron las escaleras y vieron a Nahia.
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