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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 253

Capítulo 253

Raquel le respondió, ¿y si no?

La luz en el dormitorio de muchachas era suave, iluminando su carita de porcelana, tan delicada eras que parecía hasta poder quebrarse con el viento. Incluso los finos vellos de su piel brillaban, suaves y translúcidos, como magia acaecida por las musas. En los ojos de Alberto, tan cautivadores, se reflejó una sonrisa. -¿Y sobre aquella noche? ¿No tienes nada que decir?

Aquella noche

Raquel hacía tiempo que no pensaba en esa noche. Ahora, al escucharle mencionarla, dos figuras comenzaron a surgir en su mente.

Una dura, la otra suave, entrelazándose en el sofá.

El sudor y el placer danzaban juntos, y al final, como un volador explotando en el aire.

Él estaba sobre ella, susurrandole Raquelita.

Raquel levantó la mirada y se encontró directamente con sus ojos.

El también la miraba, profundamente.

La carita de Raquel se sonrojó al instante. Por culpa de Nahia, pensó que él ya había olvidado esa noche, pero ahora, al ver su propio reflejo en sus ojos, se dio cuenta de que él no había olvidado.

Al igual que ella, él siempre lo recordó.

-No quiero decir nada.Ella se dio la vuelta para irse.

Pero el cuerpo alto y erguido de Alberto bloqueaba su camino, impidiéndole avanzar.

Ella se movió hacia la izquierda.

Él también se movió a la izquierda.

Ella a la derecha.

Él también a la derecha.

Con una actitud traviesa y dominante, la rodeó con su sombra.

Raquel le lanzó una mirada fulminante y, molesta, preguntó: -¿Qué es lo que estás haciendo?

Alberto sonrió de lado y, en voz baja, preguntó: -¿Qué quieres pues que haga?

Raquel no entendió lo que quería decir. ¿Acaso, por esa noche en que estuvo con él, él sentía

Capitulo 253

que debía compensarla?

Después de todo, había invertido tanto en Nahia, convirtiéndola en una estrella rodeada de seguidores.

-No quiero nada.

Raquel intentó empujarlo para irse.

Pero Alberto la abrazó por detrás, sujetándola con fuerza en sus brazos.

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Sus labios, suaves, rozaron su oído. -Raquel, siempre pensé que esa noche no habías venido,

no sabía que eras .

Mientras hablaba, su mano se posó suavemente sobre su vientre plano, dibujando círculos de amor y ternura. Su voz estaba llena de cariño: -Ese día te desmayaste por la pastilla anticonceptiva, ¿te dolía mucho el estómago?

Le dio un beso en su orejita y luego embriagándose del aroma de su cabello comenzo a besarla. -Te dejé enfrentarte a esa noche sola estos días, lo siento mucho.

El corazón de Raquel comenzó a agitarse.

Él había dicho, te dejé enfrentarte sola a esa noche, lo siento.

Le preguntó si su estómago le dolía ese día.

Dijo que pensaba que ella no había ido.

Alberto sabía cómo amar, cómo ser tierno, y eso hizo que los ojos de Raquel se humedecieran.

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