Capítulo 276
Camila sonrió felizmente: -Sí, realmente os envidio mucho por poder jugar con Sofía.
Elena se rió lo suficiente: -Anita, no le hagas caso a esta chica fea, vamos a entrar a ver a Sofía.
Ana tampoco quería perder el tiempo con esa chica fea llamada Camila: -Que siga envidiando,
vamos a entrar.
Ambas entraron.
Al ver sus figuras arrogantes, Violeta comentó con burla: -Señorita Sofía, ellas aún no conocen tu verdadera identidad.
Camila levantó una ceja: -No te preocupes, jahora mismo voy a recibirlas como se debe!
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Ana y Elena llegaron a la sala de estar. Ana sentía como si estuviera en un sueño, finalmente había llegado a la familia Guerrero.
Estaba un paso más cerca de su objetivo.
En ese momento, la sirvienta se acercó: -Damas, por favor, esperen un momento. La señorita Sofía está cambiándose arriba, en seguida baja.
-Está bien, muchas gracias.
Ana y Elena se sentaron en el sofá de la sala y esperaron pacientemente la aparición de Sofía.
Ana confiaba mucho en sus habilidades sociales. Ya había organizado mentalmente lo que diría.
Hoy lograría que Sofía se convirtiera en su mayor aliada.
Pronto, se escuchó la voz de la sirvienta: -La señorita Sofía baja.
¡Sofía venía!
Ana y Elena se pusieron de pie de inmediato, emocionadas y nerviosas, mirando hacia las escaleras.
En el siguiente instante, ambas dejaron escapar un suspiro y se quedaron petrificadas.
Camila había cambiado a un vestido largo y bajaba lentamente por las escaleras, mirando a Ana y Elena, que ahora parecían de piedra.
Ana y Elena cambiaron de color, y sin poder evitarlo, gritaron: -¡Camila, ¿cómo es que eres tú?!
Capitulo 276
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Camila llegó hasta ellas, y con una mirada traviesa, parpadeó y les respondió: -¿Por qué? ¿No debería ser yo acaso?
Ana estaba atónita:-Camila, ¡nosotros estamos esperando a Sofía, cómo…?
Las palabras de Ana se interrumpieron de golpe. Estaban esperando a Sofía, pero si Camila estaba ahí, solo podía haber una posibilidad… ¡Camila era Sofía!
¿Cómo era posible?
Elena, incrédula, exclamó: -¿Camila… eres entonces Sofía?
Los ojos de Ana y Elena se abrieron desmesuradamente, sin poder creer lo que veían.
¡La chica que jugaba con Raquel, tan insignificante, era la hija de la familia Guerrero, Sofía!
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