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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 312

Capítulo 312

Ana también sentía que esa Raquel estaba haciendo un espectáculo innecesario. —¡Abuela, mamá, entremos a ver qué está tramando Raquel!

Doña Sara resopló con frialdad. Por suerte fui previsora y rompí relaciones con Raquel con anticipación. ¡Así que, pase lo que pase adentro, no nos afectará!

Alberto entró al salón principal, echó un vistazo a su alrededor, pero no vio rastro de Raquel.

Había entrado rápidamente tras ella, pero aun así la perdió de vista. ¿A dónde se fue?

Alberto le preguntó a un miembro del personal a su lado: -¿Quiénes usan el canal VIP?

El trabajador respondió con respeto: -Presidente Alberto, el canal VIP de esta Cumbre del Foro Académico está reservado para los estudiantes más destacados de cada región.

¿Reservado para los mejores estudiantes? Entonces, ¿por qué Raquel entró por el canal VIP?

-Presidente Alberto, su asiento está por aquí. Por favor, acompáñeme.

Alberto llegó a la primera fila del centro. Ese era el lugar principal, el más prestigioso de todo

el recinto.

El asiento a su lado estaba vacío.

Alberto echó un vistazo al asiento vacío junto a él. —¿Este asiento está reservado para mi compañera de estudios?

-Así es, presidente Alberto.

-¿Aún no ha llegado?

-Eso no lo con certeza, presidente Alberto.

Alberto hizo un gesto con la mano y el personal se retiró.

Bajó la mirada hacia el reloj de acero en su muñeca. La Cumbre del Foro Académico estaba a punto de comenzar, pero su compañera, esa figura divina y distante, todavía no llegaba.

En ese momento, doña Sara, Ana, Rosa y Elena estaban sentadas en la fila derecha; todas

estiraban el cuello mirando el asiento vacío junto a Alberto.

-Ese asiento al lado del presidente Alberto debe estar reservado para la chica prodigiosa, ¿ verdad?

-Claro que . Hoy lo más esperado es ver por primera vez al presidente Alberto junto a su

Capitulo 312

compañera genio. Todos están ansiosos.

-¿Por qué aún no llega esa chica prodigiosa?

Estoy tan emocionada.

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Al ver que todos estaban fijando la mirada en el asiento vacío junto a Alberto, Ana murmuró, llena de celos: -¡Qué manera de hacerse la misteriosa!

Carlos, quien se había ganado con mérito su asiento detrás de Alberto, sostenía unas rosas

rojas con nerviosismo y emoción. Preguntó en voz baja: -Alberto, ¿por qué no llega mi diosa? Mándale un mensaje, todos la estamos esperando.

Alberto sacó su teléfono y abrió el grupo de WhatsApp. Mencionó a R: [¿Aún no llegas?]

Ding.

Rrespondió: [Ya llegué.]

¿Dijo que ya llegó?

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