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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 347

Capítulo 347

Ellos ya se habían divorciado.

Alberto no olvidó. -Tienes fiebre, estoy dándote calor.

Raquel dijo. No hacía falta tanto, ¿también haces lo mismo por otras mujeres?

Otras mujeres no harían lo que , no me desabrocharían los botones de la camisa ni me quitarían la ropa, fuiste quien comenzó.

Raquel echó un vistazo; uno de los botones de su camisa ya no estaba, claramente era obra de

ella.

Raquel estiró la mano y lo empujó. —¡Lárgate!

Alberto le sujetó ambas manos, que se movían descontroladamente, y las presionó contra la cama, luego se inclinó y la besó en la cara.

Quiso seguir.

Raquel luchó con todas sus fuerzas. —Alberto, ya estamos divorciados, lo que quieres es estar con Ana, búscala. Si vas a estar con dos o más mujeres, deberías hacerte chequeos médicos regularmente, ¡cuidado con las enfermedades!

Alberto se rió de ira, ella seguía igual, mordaz y con lengua afilada.

Alberto le apretó el rostro. -No he tocado a Ana.

¿Qué dijo?

¿No ha tocado a Ana?

Raquel se quedó paralizada.

Había estado saliendo con Ana durante muchos años, ¡y aún no la había tocado!

Aprovechando que ella se distrajo, Alberto la besó de nuevo.

El beso fue fuerte y dominante, como un ladrón que irrumpe en su territorio. Raquel luchó desesperadamente, pero no podía escapar. Sus extremidades frías empezaron a calentarse rápidamente, y su rostro pálido se sonrojó por la vergüenza.

–Alberto, no hay preservativo aquí.

Alberto la miró con ojos ardientes. -Recuerdo que estás en tu período seguro, tu regla está por llegar.

-¡Igual no quiero!

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-¿Por qué?

-¿No dijiste que jugar con preservativo y sin preservativo cuesta diferente? ¿Por qué debería jugar a lo caro contigo?

Alberto se detuvo un momento y luego soltó una risa fría. -Entonces deberías preguntarte si yo te di derecho a elegir.

Raquel no dijo nada.

Quería hablar, pero fue silenciada por un beso del hombre.

Mientras todo daba vueltas, Raquel recordó su ciclo menstrual, siempre era puntual, y debía llegar en estos días.

Raquel despertó por el sonido de unos golpecitos en la puerta. Abrió los ojos, ya era la mañana siguiente.

La fiebre había bajado y su cuerpo había vuelto a la normalidad después de sudar mucho

durante la noche.

Ahora se encontraba en un cálido y fuerte abrazo, estaba de espaldas a él, y Alberto la abrazaba por detrás mientras dormía.

Él aún no se había despertado.

Toc, toc.

Los golpes en la puerta continuaron.

Raquel se movió un poco, y Alberto también abrió los ojos. Él también se había despertado.

Raquel dijo. -Alguien está tocando la puerta.

Raquel intentó levantarse.

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