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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 386

Capítulo 386

Raquel delineó sus labios rojos y dijo con voz clara, —Sí.

Rodrigo se arrodilló directamente en el suelo.

-¡Señor Rodrigo!, el mayordomo rápidamente lo sostuvo, -¿Qué le sucede?

Rodrigo sacudió la cabeza, —No, no es nada.

No terminó de hablar cuando sus piernas débiles volvieron a fallarle y cayó de nuevo al suelo.

-¡Señor Rodrigo! el mayordomo lo sostuvo apresuradamente.

En ese momento, Raquel se levantó y se acercó a Rodrigo, extendiendo la mano para ayudarlo, -Rodrigo, no te pongas nervioso.

Rodrigo miró a Raquel incrédulo. El Invencible, la eminencia en medicina del país, fuera una joven tan joven, y además la esposa de su sobrino.

Rodrigo miró a Raquel y preguntó de nuevo, -¿Eres mi maestra?

Raquel asintió, -Sí, ¿acaso debería llamarte de otra forma? ¿no debería llamarte Rodrigo, sino quizásChico?

Ahora estaba completamente seguro, Raquel era El Invencible, su maestra.

-Maestra, realmente no esperaba que fuera usted

Rodrigo sentía que los rangos familiares se confundían, ya no sabía cómo dirigirse a Raquel.

Raquel sonrió con los labios curvados, -No hay necesidad de ser tan formal, podemos ser colegas académicos, también puedes llamarme Raquel.

Rodrigo estaba verdaderamente asombrado, -Maestra, ¿usted eliminó la marca de nacimiento en la cara de Camila?

Raquel asintió, —Sí, fui yo.

Finalmente, Rodrigo lo entendió todo, las preguntas que antes no podía resolver ahora estaban claras. No era de extrañar que la marca de nacimiento en la cara de su hija hubiera desaparecido, sino que Raquel, al despertar en clase y abrir los ojos, notara inmediatamente sus errores. Eran cosas que una persona común no podría hacer, a menos que Raquel no fuera una persona común.

¡Así que Raquel era El Invencible!

Capitulo 386

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Rodrigo estaba demasiado emocionado, su emoción era intensa; se sentía emocionado, agradecido y sobre todo, admiraba a Raquel.

Maestra, he investigado mucho tiempo la marca de nacimiento en el rostro de Camila, pero no logré hacerla desaparecer.

Raquel regresó a su escritorio, tomó un bolígrafo y escribió una receta.

-Esto es lo que utilicé, puedes echarle un vistazo.

Rodrigo tomó la receta y, tras observarla, no pudo evitar exclamar: —¡Qué maravilla, realmente increíble, eres digna de admiración!

Raquel sonrió, -¿Entonces hay algo más que necesitas de hoy?

El señor Rodrigo negó con la cabeza, -No es nada más, maestra, ¿por qué no te quedas a comer con nosotros?

-Tengo un compromiso esta noche, debo irme.

Raquel y Rodrigo salieron del estudio y bajaron las escaleras, mientras Alberto y Camila todavía esperaban en la sala.

Camila se acercó y tomó del brazo delicado a Raquel, -Raquelita, ¿han terminado de hablar?

-Sí, Camila, tengo cosas que hacer, vamos.

-Está bien.

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