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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 404

Capítulo 404

Media hora después, Raquel llegó a la habitación VIP de Ana y la encontró.

Ana esbozó una sonrisa. -Raquel, llegaste, y bastante rápido.

Raquel observó el rostro pálido de Ana. -Tu corazón está cada vez más débil, si vuelves a desmayarte podría ser muy peligroso para tu vida, así que las visitas deberán ser menos

frecuentes.

Ana, con los dientes apretados, dijo. —¡Raquel Pérez!

Ana finalmente comprendió por qué su corazón estaba empeorando, seguramente era culpa de

Raquel.

Ana ajustó su estado de ánimo. —Raquel, no te preocupes por eso, Alberto ha encontrado un corazón compatible con el mío, él me salvará.

Raquel alzó una ceja. —¿Y eso qué importa? ¿La persona ha accedido a salvarte? Si no está de acuerdo, sería ilegal.

Ana guardó silencio.

Entonces María intervino. -Esa persona definitivamente aceptará.

Raquel, viendo la sonrisa en el rostro de María, preguntó. —¿Esa persona eres ? Eso sería una excelente noticia, seguramente estarías dispuesta a ofrecer tu corazón para salvar a Ana.

María también se quedó callada. ¿Raquel estaba loca?

Ana estaba furiosa. -Raquel, ¿no tienes curiosidad por saber quién es esa persona? De hecho, puedo decírtelo.

Raquel miró a la madre y a la hija; en realidad, Ana la había citado en el hospital con un propósito, ahora estaban discutiendo sobre el corazón compatible, entonces

Los claros ojos de Raquel se posaron en el rostro de Ana. —¿Esa persona soy yo?

Ana y María sonrieron, pensando que Raquel era realmente astuta.

Ana asintió. —Exacto, eres , Raquel.

Ana y María miraron a Raquel sonriendo.

Raquel estaba realmente sorprendida, no esperaba que su propio corazón fuera compatible con el de Ana, ¿cómo no sorprenderse?

Parece que el destino ya

las había unido estrechamente.

Capitulo 404

Raquel curvó sus labios rojos. Oh, Ana, entonces estás condenada a morir por mi mano.

El rostro de Ana cambió. -¿Qué?

Raquel respondió. ¿No es cierto lo que digo? No te salvaré, así que prepárate para morir.

Ana se quedó sin palabras.

Raquel se levantó. Bueno, lo dicho, dicho está, me voy ahora.

Raquel levantó el pie para irse.

-¡Raquel! -Ana la llamó desde atrás-. ¿De qué sirve que no estés de acuerdo? ¿Crees que Alberto aceptará eso?

Los pasos de Raquel se detuvieron de repente.

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