Capítulo 406
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Alberto no habló.
Raquel sonrió de lado. -No me llevo bien con Ana, y definitivamente no estoy loca como para usar mi propio corazón para salvarla, así que olvídalo, a menos que realmente quieras que
muera.
Los ojos de Alberto eran complejos.
Raquel se liberó de él con fuerza y se dio la vuelta
para
irse.
Alberto se quedó solo en el corredor durante mucho tiempo, y luego entró en la habitación del hospital.
-Alberto, ¿has vuelto? ¿Qué te dijo Raquel? -Ana empezó a indagar.
Alberto miró a Ana. -¿Ya sabías lo del corazón compatible?
Ana admitió abiertamente. -Sí, ya lo sabía, el corazón de Raquel es compatible con el mío, Alberto, ¿por qué no me lo dijiste?
Alberto replicó. Si te lo hubiera dicho, luego qué?
Ana respondió como si fuera obvio, Luego intentas hacer que Raquel me salve.
Alberto guardó silencio.
Ana preguntó, Alberto, acaso no quieres salvarme? ¿Entre Raquel y yo todavía tienes que dudar? ¿Raquel ya te hace dudar?
Alberto miró a Ana. -Raquel no puede.
El rostro de Ana se puso pálido.
El realmente le dijo que Raquel no podía.
-¿Entonces qué hago? Alberto, ¿vas a abandonarme? ¿Olvidaste tus promesas hacia mí? Ya es bastante que me trates con frialdad y ahora, ¿también vas a dejar de salvar mi vida?
Alberto habló en voz baja. —-Ya he mandado a alguien a seguir buscando, Raquel no puede, pero te salvaré.
Después de decir eso, Alberto salió y se fue.
-Alberto, vuelve!
Ana estaba furiosa, Alberto realmente la había rechazado, después de todo, ¡Alberto simplemente no podía dejar ir a Raquel!
Capitulo 406
Si hubiera sido antes, Alberto habría accedido.
No sabía desde cuándo, pero la actitud de Alberto hacia Raquel había cambiado, y había cambiado tanto que ella estaba asustada.
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Luís llamó a Raquel para invitarla a cenar, pero Raquel rechazó porque esa noche ya había quedado con Laura y Camila para una reunión entre amigas.
Llegaron al restaurante y eligieron un lugar junto a la ventana, Camila sostuvo el menú. — Raquelita, Laura, ¿qué les gustaría comer?
Laura respondió. -Cualquier cosa está bien, no soy quisquillosa.
Raquel pensó un momento. -Quiero algo picante.
-¿Picante? Raquelita, ¿desde cuándo puedes comer picante?
Laura estaba sorprendida, conocía muy bien los hábitos alimenticios de Raquel, quien raramente comia picante.
Raquel también sentía que sus gustos habían cambiado, sabía que era debido al embarazo. Solo quiero comer algo picante,
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Laura miró a Raquel con sospecha, Raquelita, tu apetito cambia tan rápido, ¿no estarás embarazada? Dicen que antojos de ácido es por un niño y picante por una niña, ¿estás esperando una niña?
Laura estaba bromeando,
Pero Raquel no se defendió,
–
Laura exclamó, —¡Joder! Raquelita, ¿qué es esa reacción, no estarás realmente embarazada?
Viendo a su mejor amiga, Raquel sintió que no necesitaba ocultarlo, además necesitaba alguien que la ayudara a decidir.
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