Todos rodeaban a doña Sara y a María, maravillados por cómo pudieron tener una hija tan excepcional como Raquel.
La cena de aquella noche congregó a élites de diversos ámbitos, precisamente el escenario que doña Sara siempre había anhelado. Ella, quien toda su vida había codiciado el reconocimiento y la vanidad, deseaba estar en el centro de atención para ser admirada por todos.
Había depositado todas sus esperanzas en Ana y Rosa, aún perdida en el sueño de que Ana se casara con Alberto y Rosa con “El Invencible“, esperando que estas uniones la catapultaran a la
cima.
Sin embargo, lo que Ana y Rosa no lograron, Raquel lo consiguió con facilidad.
Ahora, realmente era el centro de todas las miradas.
Pero esto no era lo que ella quería.
Doña Sara sonrió de manera forzada.
María, por su parte, apretó los puños y esbozó una sonrisa más amarga que una lágrima.
En ese momento, Raquel miró hacia doña Sara y María y sonrió con los labios pintados de rojo, diciendo: -Ya no pidan consejos a doña Sara y a señora María, porque he roto todo lazo con
ellas.
¿Qué?
Todos se sorprendieron.
–“El Invencible“, ¿por qué has roto relaciones con la familia Pérez?
Raquel se puso de pie, y la brillante luz que caía sobre su cabeza creó un halo resplandeciente. Caminó lentamente hacia doña Sara y María y dijo: -Todos deberían saber que crecí en el campo, no me crié con la familia Pérez.
Al oír esto, los conocedores comenzaron a susurrar entre ellos. -Raquel creció en el campo, dicen que fue María quien la dejó allí para que viviera, cuando Raquel era
un muy pequeña.
-¿Por qué? ¿No es Raquel la hija biológica de María?
-¿Qué otra razón podría ser sino que María se volvió a casar, con el hermano menor de su propio esposo, convirtiéndose en la madrastra de Ana?
-Vaya, ¿la vida privada de María es tan interesante?
Cuando María escuchó estos susurros, apretó los dientes inmediatamente, pues detestaba que
la gente hablara de su pasado.
Capitulo 447
Raquel, sabiendo cuákera el resentimiento de María, dijo sonriendo: -Todos saben que señora María es mi madre biológica, pero se casó con mi tío Alejandro, quien trajo a su propia hija Ana. Así que no había lugar para mí en la familia Pérez. Por supuesto, puedo entender a señora María; cada mujer tiene el derecho de buscar el amor. Sin embargo, madres tan crueles. como señora María, que abandonan a su propia hija en el campo sin importarle su destino, mientras cuidan y protegen a la hija de otro, son realmente raras.
Camila miró a María sonriendo y dijo: -Señora María ya tiene más de cuarenta años, ¿quién diría que ser cegada por el amor no tiene edad? Parece que señora María tiene un gran apetito.
Camila lideró la burla.
La mirada de todos hacia María cambió de inmediato, despectiva y burlona.
-¿Cómo puede existir una mujer como María en este mundo? ¡Qué ceguera, qué manera de degradarse!
-¡María realmente nos ha abierto los ojos!
-Ahora que su propia hija se ha convertido en la sanadora nacional “El Invencible“, esto sin duda es un enorme golpe para ella.
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