Capítulo 477
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Alberto expresó, decidido a no vacilar más.
Debe salvar a Ana, cueste lo que cueste.
Alberto se dirigió a Raquel: –Raquel, sería mejor que tú tratarasla enfermedad cardíaca de Ana, sin problemas no deseo presionarte.
El corazón de Raquel se estrujó; Alberto había decidido aliarse con aquellos que defendían a
Ana.
Raquel respondió con una sonrisa forzada: -Alberto, si intentas presionarme, primero verifica si tienes la capacidad de hacerlo.
Doña Sara intervino: -Raquel, eres presuntuosa. Aunque seas experta en medicina alternativa, no puedes competir contra alguien tan poderoso como el jefe Alberto, quien con un simple gesto puede derribarte.
María intercedió: -Raquel, ya te hemos dado la oportunidad de retractarte. Es mejor que desistas ahora; un enfrentamiento abierto no te beneficiará en lo absoluto. Te lo digo sinceramente por tu bien.
Ana se unió entusiasta a la conversación: -Raquel, aunque no lo hagas por ti, piensa en el señor Luis. No puedes permitir que él sufra las consecuencias de tus actos.
Raquel le respondió con altivez a Ana: -El asunto de Luis lo resolveré de manera adecuada. Ustedes, si tienen tiempo, deberían preocuparse más por sí mismos. En cuanto a mi padre, no descansaré hasta ver a todos los responsables tras las rejas.
Doña Sara, enfurecida, exclamó: -¡No lo menciones!
Sin darles oportunidad de replicar, Raquel se dió la vuelta y se alejó.
Alberto observó cómo se alejó Raquel y decidió seguirla rápidamente.
Alberto se adelantó y agarró el delicado brazo de Raquel: -Raquel, necesitamos hablar.
Raquel se detuvo, retiró su brazo bruscamente y respondió con una sonrisa siniestra: Alberto, creo que no tenemos nada que discutir en este momento.
Alberto apretó los labios por un instante: -Raquel, no puedo ignorar a Ana, por favor no me pongas en esta posición.
Raquel respondió con sarcasmo:-Estoy impresionada por tu devoción hacia Ana, pero, ¿qué pasaría si se te complicaran las cosas?
Alberto permaneció en silencio unos segundos, luego le advirtió: –Raquel, Luis es solo el comienzo, si me presionas, las personas a tu alrededor sufrirán las consecuencias.
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¿Va a herir a las personas cercanas a mí por Ana?
Clap.
Raquel levanta la mano y chateó con fuerza a Alberto.
Alberto recibió el golpe que desvió su rostro apuesto.
Raquel miró a Alberto con decepción: -Alberto, me has decepcionado.
En ese momento, Ana corrió desesperada hacia ellos: -Alberto, ¿estás bien?
Ana miró a Raquel horrorizada y los acusó: -Raquel, ¿estás loca? ¿Cómo te atreviste a golpear a Alberto? ¡Eso fue muy atrevido de tu parte!
Raquel le dirigió una mirada sombría a Ana y se dió la vuelta para irse.”
-Raquel, ya basta de resistirte, es inútil. La voz de Ana resonó: -He oído que tienes una cirugía programada en la Tienda de las Hierbas Celestiales; bastaría una palabra de Alberto para que cancelara tu operación. Tan alto como llegaste a ser, así de fácil es que te derriben.
Raquel se enfrentó a Ana: -Si son tan capaces, adelante, pues háganlo. Veamos si me asustan.
Ana, furiosa, exclamó: -¡Y si que te asusta!
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