Alberto hizo mala cara, guapo como siempre, lo negó con firmeza, –No puede ser de Ana.
Doña Isabel gruñó con frialdad, -¿Así que confías tanto en ella?
-No es que confíe en ella, es que ella no tenía ninguna necesidad de hacerlo. El niño que Raquel lleva en su vientre es de Luis, y Ana no tiene nada que ver con Luis, ¿por qué se molestaría ella en deshacerse del hijo de Luis? ¿No, les parece ilógico esto a ustedes?
Doña Isabel respondió con furia, sí, es ilógico que Ana quiera deshacerse del hijo de Luis, a menos que el niño que Raquelita lleva en su vientre no sea de Luis, ¿verdad?
Alberto, sorprendido por la réplica, miró estupefacto a doña Isabel y a Camila, -¿Qué es lo que realmente quieren decir ustedes?
Doña Isabel y Camila sabían que Alberto tenía un malentendido respecto al hijo que Raquel esperaba, siempre había pensado que no era suyo
¡Ahora era el momento de que Alberto descubriera y desvelara la verdad por sí mismo!
-No queremos decir nada, los hechos hablan por sí solos, Alberto, ve y habla con esos secuestradores y el médico, averigua por ti mismo quién está detrás de todo esto. Si resulta ser Ana la instigadora en todo esto, entonces necesitas reflexionar de quién es el niño que Raquelita lleva en su vientre.
Tras decir esto, doña Isabel y Camila entraron en la habitación del hospital.
Alberto se quedó petrificado fuera de la puerta, él, tan inteligente, ya había deducido que doña Isabel y Camila estaban insinuando que el niño que Raquel llevaba era suyo, pero esto, ¿cómo podría ser posible?
Había visto el informe de embarazo, las fechas simplemente no coincidían.
Rodrigo miró fijamente a Alberto, -Alberto, siendo tú alguien tan inteligente, ¿cómo puedes cometer errores tan garrafales en el amor?
Alberto no respondió, solo dijo, -Tengo que ver quién es realmente el instigador detrás de
todo esto.
Alberto llegó con rapidez a un cuarto oscuro, varios secuestradores y el médico estaban atados de pies y manos, agachados temerosos en el suelo, y al ver entrar a Alberto, un destello de miedo cruzó enseguida por sus ojos.
Como el hombre más rico de Solarena, la presencia de Alberto era conocida y reconocida por
todos.
Francisco trajo un taburete, y Alberto se sentó despreocupado, mirando desde lo alto a estas
Capitulo 499
personas, ¿Quién es el cerebro detrás de todo esto? He oído que ninguno de ustedes ha querido hablar.
Los secuestradores y el médico permanecieron en absoluto silencio.
Francisco le entregó a Alberto varios archivadores, y Alberto los tomó en sus manos. Al azar sacó uno, extrajo de inmediato los documentos dijo,
de ocho años que está en la primaria, ¿es correcto
Borik, de Altaviento, tienes una hija
El secuestrador Borik se agitó asustado de inmediato, -Jefe Alberto, ¿qué intentas hacer con esa información? Mi hija es solo una niña, los niños no deben sufrir por los pecados de los adultos, ¡no le hagas daño a mi hija!
Alberto abrió despreocupado otro archivador, Ulvan, doctor en medicina, antes eras un médico en un hospital renombrado, pero aceptabas diversos sobornos y realizabas operaciones ilícitas. Si esto sale a la luz, ¡tu vida como médico está acabada!
Ulvan temblaba por completo, se arrodilló aterrorizado y comenzó a golpear el suelo con su frente, suplicándole a Alberto, -jefe Alberto, por favor, perdóname, solo fue un momento de debilidad, nunca pensé en ofenderte, ni siquiera me atrevería.
Alberto, con sus ojos profundos y misteriosos, escaneó uno a uno los rostros de los presentes y luego curvó ligeramente sus labios en una sonrisa enigmática, -tengo los detalles de todos ustedes en mis manos, y también sus puntos débiles. No estoy aquí para hacer caridad con ninguno de ustedes. Si se atrevieron a actuar, deben atreverse a aceptar las consecuencias. Ahora les doy a ustedes una oportunidad, el primero que me diga quién está detrás de todo esto será perdonado.
Comments
The readers' comments on the novel: El CEO se Entera de Mis Mentiras