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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 536

Capítulo 536

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Pero en ese momento, Alberto extendió su mano y agarró el delicado brazo de Raquel,

sacudiendo la cabeza hacia ella.

Luis se acercó: -Raquelita, que estás furiosa y frustrada, pero Ana es la hija de Víctor, no puedes actuar precipitadamente.

Laura y Camila se adelantaron: -Maldición, ¡Ana ha escapado otra vez!

Delante, Ana ya había llegado al lado de la limusina ejecutiva extendida, el mayordomo Pax respetuosamente abrió la puerta trasera: —señorita Ana, por favor suba al carro.

Los guardaespaldas vestidos de negro que estaban de pie bajo la lluvia fina se inclinaron respetuosamente: -Señorita Ana, por favor, suba al carro.

El despliegue de los más ricos al viajar es extraordinario.

Ana curvó sus labios rojos, giró la cabeza hacia Raquel y le lanzó una sonrisa burlona.

Era una burla.

También un desafío.

Se estaba burlando de que Raquel había hecho tanto y aún así no podía hacerle nada.

También estaba desafiando a Raquel.

La mirada de Raquel se volvió fría, sus ojos parecían cubiertos de escarcha, quería avanzar.

Pero los dedos largos de Alberto la sujetaban firmemente: —¡Raquelita!

Raquel solo pudo quedarse paralizada en su lugar.

Ana subió al carro, doña Sara y los demás también subieron al vehículo de lujo, el carro se alejó.

En el momento de la despedida, doña Sara bajó la ventana del carro, doña Sara, Alejandro, María, y Rosa, Ricardo, Patricia, todos miraban a Raquel con una sonrisa leve de victoriosos, y luego se fueron.

Los ojos de Raquel se llenaron de sangre, realmente odiaba aquello.

Camila estaba furiosa: -Es despreciable, la gente de la familia Pérez ha escapado dos veces, mira esa arrogancia, jun asesino todavía tan descarado!

Laura dijo: -Estoy a punto de enloquecer, jesta gente es tan desvergonzada!

Raquel estaba enfadada, pero tenía que aceptar el hecho de que Ana era la hija de la

persona

más rica.

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Capitulo 536

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Raquel con fuerza sacó su delicado brazo de la palma de Alberto y se giró hacia la tumba de Diego.

Raquel miró la sonrisa congelada de Diego en la tumba, apretó los puños y dijo: -Papá, lo siento, soy una inútil. Pero no te preocupes, no importa quién sea el padre de Ana, qué trucos jueguen, yo me vengaré por ti, lo juro.

La imagen de Diego miraba cariñosamente a Raquel, condenado a no poder responder nunca.

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