Capítulo 553
Raquel bajó los ojos: -Recuerdo, pero quien siempre ha olvidado has sido tú.
Alberto quedó en shock.
Raquel lo empujó, se giró y le comentó: -Alberto, cuando yo quería estar contigo, tú no me querías. Ahora que no quiero estar contigo, me persigues. ¿Es esto lo que tú llamas amor? Alberto, entiéndelo.
Tras una pausa, Raquel encontró fuerzas para decirle lo que hace mucho tiempo quería decir: Alberto, perdón pero por ti ya no siento amor.
Los ojos estrechos de Alberto se enrojecieron: -Raquelita, no lo creo, ¡no puedo procesar que ya no me ames!
Raquel lo miró y dijo: -Alberto, si no entendiste lo que te conté antes, ahora te lo repetiré para que escuches bien: ya no te amo, me he enamorado de alguien más.
Alberto apretó los puños, las venas de sus manos se pronunciaron: -¿Es Luis?
-Sí, es él. Ha sido muy bueno conmigo, y ahora estoy esperando un hijo suyo, así que Alberto,
debemos terminar. Tu insistencia me molesta mucho.
-Raquelita…
-Alberto, la familia Díaz y la familia Barroso tienen un acuerdo de matrimonio, hoy vino a verme la señora Nysa, ni siquiera puedes manejar bien los asuntos entre la familia Díaz y la familia Barroso. ¿Quieres que me vea arrastrada a su huracán de problemas? Estoy embarazada de Luis, ¿quieres que mi hijo nazca sin padre?
Alberto se sintió como si tuviera un nudo atorado en la garganta, quería decir algo, pero la sensación de impotencia lo envolvía, impidiéndole defenderse.
-Alberto, te he salvado antes, no solo una vez en aquella cueva, sino también cuando estabas en coma vegetativo, fui yo quien te curó. Ahora no necesito que me retribuyas, solo te pido que te alejes de mí, que no me traigas problemas. Si realmente me amaste alguna vez, déjame ir, déjame buscar mi felicidad.
Si Raquel hablaba algo, Alberto nunca soltaría la mano de Raquel, pero ella precisamente dijo eso, ¿cómo podría él pedirle que se quedara?
Alberto solo podía repetidamente apretar los puños, el dolor súbito en su corazón le impedía respirar.
-Alberto, esta es nuestra última interacción. No vuelvas a buscarme, temo que Luis pueda malinterpretarlo. Por favor, lo ultimo que deseo es que perturbes mi vida, dejemos hasta aquí
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las cosas.
Dicho esto, Raquel se dio la vuelta y se marchó.
-Raquelita…
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Alberto avanzó dos pasos, pero en ese momento llegó Luis en auto. Este último extendió su brazo y rodeó la cintura de Raquel: -Raquelita, ¿te encuentras bien? Oí que la señora Nysa te buscó.
La preocupación se reflejaba en los ojos y el rostro de Luis.
Raquel negó con la cabeza: -No, la señora Nysa no me ha hecho daño.
Luis se tranquilizó: -Entonces, vamos a casa.
Luis echó una mirada a Alberto, luego se llevó a Raquel.
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