Capítulo 564
Alejandro miraba a María con disgusto; en ese momento, deseaba estrangularla: ¡Maldita bruja, me has arruinado! ¡Te estrangularé aquí mismo!
Las manos de Alejandro comenzaron a apretar, y María sentía que la muerte se acercaba.
Pero no podía morir.
Jamás se rendiría.
Con un movimiento rápido, María extendió la mario, encontró un cenicero y con todas sus fuerzas, lo estrelló en la cabeza de Alejandro.
La sangre salpicó por todas partes.
Brillante, la sangre corría por el rostro de Alejandro, quien soltó las manos y se desplomó al
suelo.
Alejandro cayó.
María tocaba su propio cuello, respirando profundamente; la sensación de haber sobrevivido a tal calamidad la dejaba aterrada.
Miró a Alejandro, ahora yacente en un charco de sangre: -¿Querido?
Alejandro había perdido el conocimiento.
-Querido, realmente te amo, pero me traicionaste. Ahora Anita es todo para mí y no permitiré que nadie se interponga en su camino, incluido tu Te lo buscaste.
En ese momento, se oyeron pasos afuera; eran Alberto y Raquel que regresaban.
María se alarmó. Alguien venía.
Ellos estaban corriendo para ver la situación.
¿Qué debería hacer ahora?
En el exterior, Alberto y Raquel ya subían las escaleras. Raquel había sido obligada a comer un
tazón de trufas y ahora necesitaba regresar rápidamente para preparar el antídoto.
-Jefe Alberto, puedes irte; no necesitas quedarte aquí conmigo.
Alberto miró a Raquel preocupado: -Raquelita, me quedaré aquí contigo; solo estaré tranquilo si te tengo delante de mis ojos.
Víctor se acercó desde el frente: -Alberto, Raquel.
Raquel miró a Víctor: -Jefe Víctor.
-¿Cómo va la preparación del antídoto?
Capitulo 564
-Estoy en ello….
Raquel no había terminado de hablar cuando de repente, se escuchó un grito agudo de María: -¡Ah!
Raquel levantó la cabeza rápidamente: -¿Qué ha pasado?
-Vamos a ver -dijo Víctor.
Raquel, Alberto y Víctor llegaron a la habitación y pronto vieron a Alejandro en el suelo.
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