Capítulo veinticuatro
Estoy en formación dentro del campo de batalla de la manada mientras espero atentamente las instrucciones de mi nueva entrenadora llamada Paola.
—Así que ustedes son los nuevos en el rango gamma tres, eh —da varias vueltas al rededor de nosotros y su mirada dura se clava detrás de nuestras espaldas.
Esto ya parece un jodido entrenamiento militar y me está asustando haber subido de rango.
»—No hay nada más que me agrade que tener carne fresca por demoler —vuelve a su posición original al frente de nosotros —me imagino que todos deben estar súper emocionados por —hace comillas con sus dedos —subir de rango, pero aquí conmigo primero tendrán que demostrar de que están hechos, si no aguantan el entrenamiento de un día los bajaré nuevamente a deltas, ¿entendido? —asentimos y ella sigue dando las instrucciones —a partir de ahora los que pasen el día deberán saber que cada entrenamiento semanal es más fuerte que el anterior, así que el que se quiera ir deberá hacerlo ya —se hace a un lado dando espacio —¿nadie? Bien... Hoy tenemos a unos invitados especiales que son los que definirán lo que tendrán que hacer, —en cámara lenta señala de tras de nosotros y cierro mis ojos suspirando al sentir ese olor posicionarse a mi lado.
Esto es una puta broma, ¿ni siquiera en los entrenamientos tendré paz?
Llevo mi vista a él y observo como moja sus labios antes de hablarme —Hola.
Niego aun viéndolo y ruedo mis ojos, mi nueva entrenadora nos separa en grupos de tres y me inclino ligeramente viendo como Yannick y Kayla también están aquí, pero en distintos grupos.
¿Por qué no me hice en la otra punta dónde está ella?
—Son tres equipos con dos alumnos y un maestro cada uno, a excepción del grupo número tres que solo tiene un alumno y un maestro, ya que el fantástico señor Díaz decidió faltar hoy.
Rápidamente giro para ver a Elián y este ni se inmuta en decir algo de lo que pasó en el instituto esta tarde, disimuladamente le doy un codazo y veo a través de esos ojos azules —di algo —susurro.
Alza una ceja y vuelve su vista a mi nueva entrenadora, levanta la mano y ella le cede la palabra —Mi alumna aquí presente tiene muchas ganas de empezar, tanto que hasta me ha codeado para decir que su charla es sumamente aburrida.
Contraataco —Yo no dije eso, ni siquiera he abierto mi boca, —junto mis cejas de forma molesta —y ahora que lo estoy haciendo aprovecho para decir que el señor Díaz no llegó hoy gracias a cierta persona que estoy mirando quien lo dejo con severos golpes y de forma inconsciente al frente de nuestro instituto.
—Eso es responsabilidad de él —Paola se acerca a mí poco a poco con sus manos detrás de ella —un Alpha nunca atacaría a un miembro de su manada sin un motivo concreto y agradecería, señorita Dornam, que guarde silencio y respete a la próxima máxima autoridad, ¿de acuerdo? De lo contrario tiene las puertas libres para salir y devolverse a su antiguo rango.
Jexi, no hagas algo estúpido, estar aquí me interesa, por favor.*
Aprieto la mandíbula y trago grueso cerrando mis ojos, asiento y bajo la mirada a mis pies con un nudo en la garganta.
Me voy a quedar aquí por ti, Fally. Aguantaré.
Gracias. Te quiero, cabeza melón.*
—Paola —su voz resuena por el lugar y tengo que dar otro suspiro para no dejar que la ira se adueñe de mi cuerpo.
Tranquila, Jexi.
—Es hora de empezar, —dice y los tres hermanos se colocan delante de los que estamos en formación.
Algo me dice que esto va a estar intenso.
...
No aguanto las articulaciones ni el cuerpo en sí, solo sé que estoy terminando de hacer las flexiones y creo que por ahí mismo me desplomaré en el suelo.
—Diez... Nueve... Ocho... Siete... Seis... Cinco... Cuatro... Tres... Dos... Uno... —dejó que mi cuerpo caiga de lleno contra el piso mientras siento como me tiembla todo.
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