Capítulo veintiséis
Una semana después...
Aquí estoy, viva y coleando.
Aún me cuesta creer que ella sea una traidora, pero luego recuerdo todo lo que pasó ese día y solo me queda suspirar aceptando el comunicado, al día siguiente, de nuestro Alpha Amir.
Luego también está lo de él...*
Sí Fally, lo sé.
Después de yo caer inconsciente en el suelo se confirmó que efectivamente era Elián quien estaba muriendo gracias a una estaca de madera clavada en su pecho.
Sonrió de forma nostálgica y me pierdo viendo por las ventanas al recordar todo lo sucedido después de que yo despertara.
Flashback
Me levanto por un repugnante olor en mi nariz y la bruja de la manada detiene mi ataque con su mano —Esta como nueva —dice y me suelta, bajo la cabeza pidiendo disculpas y ella retrocede —tuvo un gran desmayo por lo que pasó con el Alpha y también por su cuerpo agotado, sin embargo igualmente despertaría sin haber usado esta medicina.
Levanto mi cabeza y veo con detenimiento el cuarto gigante en donde estoy, unas manos delgadas rodean mi cuello y rápido siento el olor de Quero quedar en mi nariz —¡Jexiiiiiiiiiii! Pensé que estabas muerta.
Junto mis cejas y la hago separarse de mí —¿Quero? ¿Quero qué haces aquí? ¿Quién te trajo? ¿Cómo supiste que estaba aquí?
—Eso no importa, —me examina —dime, ¿estás bien? ¿Te duele algo? ¿Quieres que vaya por agua?
Niego y bajo la vista a mis manos, muerdo mis labios y siento la inquietud en saber cómo está él.
Quiero ver al chico Dhall.
Mis ojos se topan con Kayla y sin decirle una sola palabra ella se acerca a mí y palmea mi espalda con suavidad, le da una mirada rápida a su hermano y este se acerca un poco a nosotras.
—Quero —llama a mi amiga —ven conmigo, necesito hablar de algo contigo.
—No quiero, no me voy a separar se Jexi —se aferra con más fuerza a mi cuerpo y siento como mis músculos empiezan a reaccionar ante el esfuerzo hecho el día de ayer.
Cierro mis ojos y palmeo su cabeza —Me estás golpeando, Quero —hablo y ella me suelta inmediatamente, sonrío al notar la preocupación en sus ojos —estoy bien, no te preocupes por mí, ahora ve con él y resuelve eso de lo que tiene que hablar para que luego podamos ir a casa tranquilas.
Asiente —vale —se da la vuelta y sigue al menor de los Dhall hasta salir del cuarto.
Sin pensármelo dos veces abro mi boca para preguntar —¿cómo está Elián?
—Si quieres vamos a verlo... Antes de quedarse inconsciente preguntó por ti.
Dudo en responder, pero hago que mis pies descalzos toquen la fría baldosa para ponerme de pie, Kayla me ayuda a levantarme y poco a poco me lleva a salida, me suelto al ver que ya puedo caminar por mi propia cuenta y entramos en el elevador para ir al tercer piso, salgo siguiéndola y al final a la derecha abre la puerta de color marrón oscuro.
Con cuidado hago a mis piernas entrar y sin moverme volteo a ver a Kayla quien también observa la escena de forma curiosa, me olvido totalmente de lo que venía a hacer y salgo sin siquiera mirar su estado.
Elián Dhall es Elián Dhall, no tiene caso.
Escucho el cerrar de la puerta y aprieto mis labios sintiendo como lo poco de cariño que mi corazón le empezaba a agarrar irse desmoronando.
—¿Quién es ella? —preguntó con la voz quebrada.
Suspira —Hace dos años Elián tuvo una relación seria con una persona a la que admiraba mucho —de reojo mira a la puerta —pero de la noche a la mañana todo acabó —soba mi hombro —No sé que hace aquí sinceramente, lo único que sé es que llegó en la madrugada cuando ambos estaban dormidos.
Aplastó mis labios viendo hacia la nada —Entiendo.
—Si te sirve de consuelo diré que mi hermano es el más grande idiota que hay en la tierra.
Sus ojos mieles me dan confianza y me pego a ella cuando siento mi nariz irritada —Al menos dime que... Dime que él no sabe que ella está aquí.
—No lo sabe, te digo que ella llegó cuando ambos estaban inconscientes.
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