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La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 130

Capítulo 130

Aunque intentara disimularlo, el agotamiento se traslucía en cada arruga de su rostro y en la postura encorvada de sus hombros.

Fuera del crematorio, una llovizna pertinaz caía como un velo gris, un murmullo del cielo que parecía despedir a Esmeralda con lágrimas silenciosas.

Los zapatos de Valentín chapoteaban en los charcos, salpicando gotas que empañaban el borde de su traje negro con manchas de barro. Al descender del auto, su asistente corrió a guarecerlo bajo un paraguas oscuro como la noche.

La escena estaba más concurrida de lo que había imaginado.

-Señor Espinosa -dijo el asistente, con un tono suave.pero firme.

-¿Cuántos de la empresa han llegado ya?

-Todavía están en camino, no han llegado.

-Entonces, esta gente

-Todos son amigos de la señora.

Valentín se detuvo en seco, sus ojos recorriendo a la multitud que lo rodeaba. Rostros desconocidos de todas las edades y condiciones lo observaban; estaba seguro de no haber cruzado caminos con ninguno antes.

Una punzada de ahogo le apretó el pecho.

¿De verdad Esmeralda lo había visto como su esposo, como su confidente más íntimo?

¿Por qué, entonces, él se sentía tan ajeno a todo lo que ella había sido?

El asistente bajó la voz, casi en un susurro:

-Aquellos de allá son personas que conoció en sus actividades de caridad. Estos de aquí, miembros del club de lectura que ella misma fundó. Y los de más allá, estudiantes a los que ayudó con sus estudios

La mirada de Valentín se perdió en el horizonte, desenfocada.

En su mente, las piezas comenzaban a encajar, tejiendo un tapiz de recuerdos que cobraban vida con dolorosa claridad.

-Valentín, hoy en la actividad de caridad conocí a unos niños tan dulcesOjalá nuestro pequeño sea así de especial.

-Mira, hoy vinieron a entrevistarnos del club de lectura para una revista. Quieren publicar nuestras recomendaciones. ¿Qué te parece esta lista de libros?

-¡No lo vas a creer, Valentín! Uno de los chicos a los que apoyo acaba de entrar a una preparatoria de prestigio este año

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Capítulo 130

Esas palabras danzaban en su cabeza, crueles y burlonas.

No era que ella no le hubiera abierto su mundo.

Era él quien nunca se había detenido a mirar dentro.

El arrepentimiento y la culpa se enredaban en su interior como hilos de espino, lacerándole el alma. Alzó los ojos hacia el altar donde reposaba una fotografía de Esmeralda, sonriente y eternamente distante, y el dolor lo atravesó como un relámpago silencioso.

-Señor Espinosa, deberíamos seguir adelante -sugirió el asistente, con cautela.

-Sírespondió él, su voz un eco apagado.

Las gafas oscuras velaban el torbellino de emociones que lo consumía.

Caminó hacia el altar, y al hacerlo, los presentes giraron hacia él como un mar de rostros

acusadores.

En sus ojos brillaban destellos de furia, compasión y desprecio.

Alguien masculló entre dientes:

-¡Hijo de puta, mataste a tu propia esposa! ¡Eres un asesino!

—¡El que debía morir eras ! —gritó otra voz, cargada de veneno.

El asistente frunció el ceño y se inclinó hacia él:

-Señor Espinosa, ¿llamamos a seguridad?

-No hace falta -respondió Valentín, sereno, negando con un leve gesto de cabeza.

Apenas había cruzado el umbral cuando un murmullo de sorpresa recorrió la entrada.

-¡Miren, ese es Manuel, el experto en cáncer que salió en las noticias! señalando con asombro.

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