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La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 132

Capítulo 132

Esmeralda esbozó una sonrisa temblorosa, alzando las manos como si quisiera apaciguar las tormentas que rugían en los corazones de la hermandad. La sala, impregnada de un aroma a incienso y madera añeja, vibraba con la inquietud de quienes la rodeaban.

-No se pongan tan nerviosos, hermanos. Aquí estoy, ¿no es así? -dijo con una risa que danzaba entre el nerviosismo y la ternura, buscando disipar las nubes de preocupación.

Yeray cruzó los brazos, su mirada firme como el mármol del monasterio.

-Deja las bromas y cuéntanos qué pasó de verdad.

Esmeralda se frotó las palmas, el roce de su piel susurrando en el silencio. Tras un instante de duda, sus labios se abrieron para tejer la verdad con hilos de sinceridad, desvelando su plan ante los ojos atónitos de todos.

Un murmullo de asombro recorrió la sala, como hojas agitadas por un viento inesperado.

-¿Un Centro de Servicios de Muerte Fingida? ¡Jamás imaginé que existiera algo así! exclamó uno de los hermanos, con la voz teñida de incredulidad.

-¿Y esos cuerpos tan perfectos que hasta el mismísimo Espinosa cayó en la trampa? -preguntó otro, los ojos brillando de curiosidad.

-Dinos, hermana Esmeralda, ¿cómo se siente estar en primera fila de tu propio funeral? -lanzó un tercero, provocando una carcajada suave en ella.

Con un gesto resignado, Esmeralda se llevó la mano a la frente, como si quisiera ordenar el torbellino de preguntas. Luego, con paciencia de quien ha tejido su destino con agujas propias, respondió a cada una, dejando que la risa y la maravilla llenaran el aire.

Cuando reveló que renacería como Siete, una brisa de alivio recorrió los rostros de sus hermanos, suavizando las arrugas de sus frentes.

-Qué alegría, nuestra Esmeralda ha vuelto a casa -suspiró uno, la voz cálida como un

amanecer.

-Lástima que el maestro esté de viaje. Si estuviera aquí, brincaría de felicidad al saberlo -añadió otro, con un dejo de nostalgia.

Samuel, que había guardado silencio como una estatua en la penumbra, alzó la voz de pronto.

-¿Y qué hay de tu hijo?

El eco de sus palabras apagó las risas, y un manto de quietud cayó sobre la sala. Abandonar a un hombre podía ser un corte limpio, pero un hijoese era el fruto de nueve meses de lucha y

amor.

-Hace unos días me pediste que lo atendiera. ¿De verdad puedes dejarlo atrás, Esmeralda? -insistió Samuel, su tono grave pero cargado de empatía.

Capitulo 132

La sonrisa de Esmeralda se desvaneció como una flor bajo la escarcha. Bajo la mirada al suelo, donde las vetas de la madera parecían trazar los caminos de sus pensamientos.

-A mi hijotampoco lo quiero -murmuró con una serenidad que escondía cicatrices. Debe llevar los genes de su padre. Ya veo en sus ojos que no hay lugar para en su corazón.

Siete años había perdido por un hombre. No permitiría que otro le robara el resto de sus días. Le dio la vida, lo salvó de la muerte, y con eso bastaba. Cortar ese lazo ahora era su liberación. Una sonrisa triste asomó en sus labios, frágil pero decidida.

Tras un silencio que pesó como el tañido de una campana, Samuel asintió con solemnidad.

-Te apoyo, hermana. A veces, hay que ponerse primero.

-Sírespondió Esmeralda, levantando la vista con un brillo renovado-. De ahora en adelante, soy la señorita Jáuregui. Esmeralda y Margarita se quedaron en el pasado.

-¡Perfecto!

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