Capítulo 138
Hacía días que Esmeralda no veía a la pequeña Araceli, y un dulce anhelo la había acompañado desde entonces. Al reconocerla, corrió hacia ella con el corazón ligero, como si el viento mismo la impulsara.
-¡Tía, te extrañé muchísimo!
-Yo también, mi cielo. Dime, ¿te has portado bien, pequeña Araceli?
La niña asintió con un entusiasmo que parecía desbordarse de su pequeño cuerpo.
-Hace unos días mamá regresó y, ¿sabes qué? Hicimos un proyecto manual con papá y ella.
Tía, mamá es increíble con las manualidades!
Isaac, recién bajado del auto, esbozó una sonrisa serena mientras contemplaba la escena, un
destello cálido en su mirada.
-Mi hermana es investigadora, y sí, tiene talento para las manualidades, aunque, debo decir, no
tanto como tú, Esme.
-¡Sí, tía, tú eres la mejor! -añadió Araceli, con un orgullo que le inflaba el pecho-. Esta vez quedé en primer lugar porque Pablo no hizo su proyecto.
Tras lanzar esas palabras con alegría, su rostro cambió sutilmente. Recordó algo, y sus ojos
buscaron los de Esmeralda.
-Tía, oí a la maestra decir que la mamá de Pablo falleció. ¿Qué significa fallecer?
Esmeralda se detuvo, atrapada por un instante en la delicadeza de la pregunta. Explicarle la muerte a una niña era como caminar sobre pétalos frágiles. Isaac alzó una mano, dispuesto a detener la conversación, pero ella ya había encontrado un refugio en sus palabras.
-Fallecer significa que alguien se ha ido de este mundo para viajar a un lugar muy lejano,
donde comienza una nueva aventura.
-¡Oh, ya entiendo!
-Así es, mi pequeña.
Esmeralda alzó la vista hacia Isaac. Al verlo de pie, una sombra de inquietud cruzó su rostro.
-¿Cómo sigue tu pierna? -preguntó, con una ternura que no podía ocultar.
-Tranquila, está bien -respondió él, su voz firme pero amable.
Luego señaló la canasta que colgaba de la espalda de Esmeralda.
-¿Y eso es..?
-Oh, esto – dijo ella, con una risita timida- Le dije a mi hermano que iba a recoger plantas medicinales.
Capitulo 138
-¡Qué increíble, tía! ¿Qué plantas vas a buscar? ¡Yo también quiero ir! dando saltitos de emoción.
–
exclamó Araceli,
-Esta niña, siempre metiéndose en todo -Esmeralda le pellizcó la mejilla con cariño-. Recoger plantas significa trepar colinas. ¿Crees que puedas con eso?
-¡Claro que sí! No me subestimes, tía. ¡Soy una campeona escalando montañas!
Esmeralda volvió a mirar la pierna de Isaac, su preocupación danzando en silencio.
-Tal vez deberíamos dejarlo, por tu pierna…
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