Capítulo 154
Jazmín dejó escapar un suspiro cargado de dramatismo y, con un gesto elegante, posó los cubiertos sobre la mesa, como si el peso de sus palabras necesitara un eco tangible.
-No me cabe en la cabeza que Esme haya sido capaz de algo así. Al fin y al cabo, sigue siendo tu esposa, Valentín. ¿Cómo pudo guardar en su alma pensamientos tan oscuros estando casada contigo?
-Pablo ya no es un niño -continuó, su voz teñida de una falsa compasión-. Esto lo va a marcar. ¿Cómo podrá caminar con la frente en alto después de algo así?
-La verdad es que el corazón de las personas cambia en un suspiro, más rápido de lo que uno alcanza a comprender…
Mientras hablaba, sus ojos astutos estudiaban cada línea del rostro de Valentín. Al verlo seguir comiendo, imperturbable ante sus palabras, una chispa de satisfacción brilló en su interior.
-Vamos, Valentín, come un poco más. Tienes que mantenerte fuerte para llevar la empresa adelante. No te preocupes por la casa; yo puedo pasar por Pablo después del trabajo.
Valentín asintió con un leve movimiento de cabeza y desvió la conversación:
-Esta tarde hay una reunión de licitación. ¿Ya está lista la propuesta?
-Ah, eso…
Un leve rubor de culpa tiñó las mejillas de Jazmín. Los últimos días habían sido un torbellino, y ella, sin tiempo ni ganas, había delegado todo en su asistente. Con un murmullo casi inaudible, deslizó el celular de su bolso y comprobó que los documentos ya estaban ahí, esperándola.
-Sí, ya está lista. En un momento la imprimo y te la traigo.
-Bien.
El semblante de Valentín se suavizó, y por primera vez levantó la mirada para posarla plenamente en ella, con un destello de alivio.
-Gracias, Jaz. Si no fuera por ti, no sabría ni por dónde empezar en estos días.
“¿Y qué había hecho mal Jazmín?“, pensó ella, mientras una corriente cálida le recorría el pecho. Nada, en absoluto. Su único pecado era amarlo con cada fibra de su ser.
-Valentín…
Sus ojos se encontraron con los de él, brillantes de emoción, mientras lágrimas contenidas daban a su mirada una intensidad casi teatral. Con una sonrisa temblorosa, se llevó una mano a la nariz para secarla.
-Hay cosas que no hace falta decirlas. Basta con que las llevemos aquí, en el corazón.
-Si.
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Capitulo 154
Tras la comida, Jazmín se dirigió al estudio con la excusa de imprimir los documentos. Antes de que Valentín entrara, se aseguró de que el ambiente pareciera casual: sus dedos tamborileaban sobre el escritorio mientras un video de chismes sonaba en su celular justo a tiempo.
-Se rumora que la esposa del señor del Grupo Espinosa abandonó su hogar un mes antes de su muerte. ¿Qué hizo en todo ese tiempo? Algunos dicen que estuvo con un magnate, pero él la rechazó, dejándola tan rota que encontró su fin…
Jazmín fingió sobresaltarse al verlo en la puerta.
-¡Oh, Valentín! No te escuché llegar.
Apagó el celular con un movimiento rápido y, con una preocupación ensayada, añadió:
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