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La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 156

Capítulo 156

El hombre se deshizo del guardia de seguridad con un movimiento brusco y clavó su mirada iracunda en Valentín, respirando agitadamente mientras un destello de profundo rencor atravesaba sus ojos enrojecidos.

-¿Conoces a mi esposa?

El desconocido esbozó una sonrisa amarga que se extendió por su rostro demacrado, revelando una mezcla de veneración y dolor que resultaba perturbadora.

-No solo la conozco, la respeto, la admiro. Ella es la benefactora de mi vida.

Valentín apretó los puños hasta que sus nudillos se tensaron, mientras un torbellino de emociones contradictorias lo invadía. La idea de Esmeralda con este hombre parecía una absurda aberración que no encajaba en su mente.

¿Esmeralda y este hombre? Imposible. Que tuviera un romance con Isaac se podía entender. La familia Santana tiene poder, y él, aunque con dificultades para caminar, posee un atractivo innegable. Pero este individuocon su aspecto ordinario y vestimenta insignificante, ¿qué cualidades podría poseer que lo hicieran superior a ?

Uno de los periodistas, incapaz de contener su curiosidad, se adelantó entre la multitud que observaba expectante.

-Disculpe, señor, ¿quiere decir que usted y Esmeralda tuvieron una aventura?

El hombre se giró violentamente hacia el reportero, sus facciones contorsionadas por la indignación y el dolor.

-¡Qué tontería estás diciendo! ¿Qué aventura? ¡Eso es una completa mentira! Yo la quiero, ¿qué tiene eso que ver con ella? Si no fuera por ella, ya estaría muerto.

El desconocido trastabilló, vencido por la emoción que lo embargaba, mientras sus palabras inconexas despertaban un murmullo creciente entre los testigos de aquel inusual encuentro. Noé, que había permanecido como observador silencioso, mostró un repentino interés en la conversación.

-Entonces, ¿quieres decir que ella te salvó la vida?

-Sí, hace dos años tuve una enfermedad terminal. Gasté todo el patrimonio familiar en tratamientos que resultaron inútiles, y Esme apareció como un ángel salvador cuando todo parecía perdidome rescató y me devolvió la salud con sus propias manos.

Valentín, con expresión de absoluta incredulidad, respondió casi por reflejo, mientras un sudor frío comenzaba a perlar su frente.

-No puede ser, ¿cómo podría ella tratarte? Apenas sabe algunas recetas de cuidado personal.

-Ja, Valentín, Valentín, Esme te amaba tanto, siempre pensando en ti, ¿y así es como la conoces? Tiene unas habilidades médicas increíbles, y no sabes nada.

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Capitulo 156

El murmullo entre los presentes se intensificó, convirtiéndose en un zumbido de especulaciones y comentarios que se extendía como ondas en agua tranquila. Una voz anónima emergió de entre la multitud, añadiendo más leña al fuego.

-Es cierto, el experto en medicina Manuel Galindo asistió al funeral de Esmeralda, ¿no? Él es una eminencia en su campo, seguro que Esmeralda también tenía talento.

-Qué lástima, realmente era increíble

Valentín escrutó al hombre con mirada penetrante mientras sentía que su universo se tambaleaba. La revelación parecía tan ajena a su realidad que solo podía concebirla como una deliberada táctica para destruirlo.

Tonterías, puras tonterías. He compartido mi vida con Esmeralda durante años y jamás mencionó tener conocimientos médicos. Esto debe ser obra de Estefanía Mena; seguramente ha enviado a este impostor para destruir lo que queda de mi nombre.

Con esta convicción restaurando momentáneamente su compostura, Valentín recuperó algo de control y habló con voz tensa pero calculada.

-Esmeralda pudo haberte ayudado, pero eso no tiene nada que ver conmigo. ¿Cómo es que ahora me acusan de asesinato?

-Si no hubieras cambiado de corazón, ¿cómo habría llegado ella a esa conclusión, siendo alguien que te amaba tanto?

-¿Amarme?

Valentín dejó escapar una risa desprovista de toda alegría, cargada únicamente de amargura y desprecio.

-¿No has visto las noticias? ¿Sabes lo que Esmeralda ha estado haciendo este último mes? Tengo más claro que tú cómo se enamoró de otro hombre.

El desconocido escupió al suelo con desprecio, un gesto visceral que reflejaba su absoluto rechazo a las palabras de Valentín.

-Nos vimos tan pocas veces, y aun así que, por su carácter, nunca haría algo así. , que compartiste tu vida con ella tantos años, ¿no lo sabes?

La furia de Valentín alcanzó su punto culminante, manifestándose en el pulso visible de las arterías que surcaban su sien y en el temblor apenas perceptible de sus manos.

-¡Las pruebas en mi casa son claras!

-¿Y cómo puedes estar seguro de que esas pruebas son reales?

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