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La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 163

Capítulo 163

Desde aquella avalancha nocturna de comentarios absurdos, Isaac había ofrecido su intervención a Esmeralda, pero ella lo rechazó categóricamente, afirmando con determinación que podía resolver semejantes asuntos por cuenta propia. Durante su tiempo compartido, Isaac había sido testigo directo de la formidable capacidad resolutiva de Esmeralda, reconociendo que donde su participación resultaba innecesaria, la prudencia aconsejaba mantenerse al

margen.

-Vuelve a casa.

-Está bien.

La noche descendió mientras el cielo rugía con ferocidad, desatando sin previo aviso una tormenta que azotaba la ciudad con violencia implacable. Valentín permanecía hundido en el asiento trasero del vehículo, sus pómulos exhibían moretones azulados que palpitaban dolorosamente al ritmo de sus vasos sanguíneos. El conductor, entre maniobras cautelosas por la carretera resbaladiza, lanzaba miradas furtivas al rostro magullado de su jefe a través del espejo retrovisor, hasta que la tensión del silencio quebró su discreción.

-Presidente Espinosa, esta noche¿realmente quiere ir?

-Sí.

-Pero

-¡Si dices una palabra más, te largas!

El conductor se estremeció visiblemente ante la amenaza y selló sus labios, concentrándose en el camino que serpenteaba frente a ellos. Media hora después, el automóvil penetró en la carretera montañosa, rodeado por un telón oscuro de lluvia que transformaba el entorno en un paisaje inquietantemente siniestro, hasta detenerse finalmente frente a las puertas del cementerio.

-Presidente Espinosa, espere un momento, voy a buscar el paraguas

Antes que el conductor completara su ofrecimiento, Valentín había abandonado el vehículo, exponiendo su cuerpo al inclemente aguacero. Alarmado, el empleado se apresuró a seguirlo con el paraguas, persiguiéndolo a través de la entrada del camposanto. Pese a su evidente embriaguez y andar tambaleante, Valentín localizó sin vacilación el lugar donde reposaban las cenizas de Esmeralda, aquel preciso rincón donde él mismo había depositado la urna.

-Esmeralda

Valentín contempló la fotografía en la lápida donde ella esbozaba una sonrisa sutil, mientras una risa amarga y saturada de sarcasmo escapaba de sus labios.

-¿Realmente estás muerta?

El conductor, ya sobrecogido por la atmósfera sepulcral del cementerio a estas horas,

observaba con creciente inquietud el comportamiento errático de su superior.

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Capitulo 163

-Presidente Espinosa, la lluvia es muy fuerte, ¿quiere que?

Intentó aproximarse ofreciendo protección bajo el paraguas, pero Valentín, dominado por su humor sombrio, apartó violentamente su mano, provocando que el objeto volara lejos entre las

tumbas.

-¡Alėjate!

Sin alternativa, el conductor retrocedió tímidamente, manteniéndose a distancia prudencial. Tras un momento de indecisión, extrajo su teléfono móvil y se apartó discretamente para realizar una llamada en voz baja.

-¿Hola, señorita Varela? , , , ¿está por llegar? Pues , el presidente Espinosa, después de ver esa noticia, me pidió que lo llevara a la tumba de la señora.

La línea permaneció en silencio durante dos segundos antes que la voz de Jazmín respondiera: -Bien, entiendo, ya voy para allá, mantenlo vigilado.

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