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La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 165

Capítulo 165

Tras un prolongado silencio que pareció extenderse entre las lápidas del cementerio, Valentín esbozó una sonrisa cargada de pesadumbre que deformó sus facciones aristocráticas.

-Quizás tengas razón, después de todo.

Se incorporó con dificultad, las piernas entumecidas por el frío y la humedad que se habían filtrado hasta sus huesos. Comenzó a caminar hacia la salida con pasos vacilantes mientras susurraba palabras que se desvanecían entre la lluvia persistente.

-No debería torturarme por errores ajenos que ya no tienen solución.

-¡Valentín, espera!

Jazmín, aferrándose al paraguas con dedos crispados, apretó la mandíbula y se apresuró tras la figura tambaleante. Sus pensamientos bullían bajo la fachada de preocupación. Esmeralda, incluso desde la tumba, seguía ejerciendo su influencia perturbadora sobre todos ellos.

La combinación del alcohol y la exposición prolongada a la lluvia desencadenó en Valentín una fiebre alarmante. Apenas llegaron a la mansión, Jazmín convocó urgentemente a un médico que administró una inyección para contrarrestar la temperatura ascendente.

Alrededor de las dos de la madrugada, cuando el reloj de pared marcaba la hora con un sonido apenas perceptible, la fiebre finalmente cedió, dejando a Valentín sumido en un sueño inquieto.

-El cuadro inmediato no presenta complicaciones graves, pero el estado general del paciente sigue siendo preocupante. Sería prudente realizar un examen exhaustivo en instalaciones hospitalarias adecuadas -dictaminó el médico mientras guardaba sus instrumentos.

Jazmín asintió con una expresión de fingida inquietud que ocultaba su cálculo interno.

-Comprendo. Agradezco su atención, doctor.

-No hay de qué. Vigilancia constante.

Tras acompañar al médico hasta la puerta principal, Eugenia Sánchez regresó con pasos cautelosos hacia donde Jazmín permanecía junto al lecho de Valentín.

-Señorita Varela, recuerdo haber escuchado a la abuela de Pablo mencionar que el señor siempre tuvo una constitución delicada antes de su matrimonio. Fue la señora quien logró fortalecer su salud con tratamientos específicos. ¿No sería conveniente consultar nuevamente con aquel médico?

-¡Silencio absoluto!

La mirada de Jazmín se transformó en puñales afilados dirigidos hacia Eugenia, con una furia apenas contenida que desbordaba sus pupilas dilatadas.

-¿Quién te has creído para opinar sobre asuntos familiares? Tu posición en esta casa no te

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concede tal privilegio.

Eugenia retrocedió inmediatamente, asintiendo con sumisión antes de retirarse con la cabeza gacha. Mientras avanzaba por el pasillo, reflexionaba sobre su imprudencia. No había dicho nada inapropiado, simplemente había mencionado a la señora ausente

Fue mi culpa completa. Nunca debí mencionar a la señora con la presencia de la señorita Varela. Necesito vigilar cada palabra que pronuncie de ahora en adelante.

A pesar del agotamiento que pesaba sobre sus párpados, Jazmín resistió el impulso de descansar. Arrastró una silla junto a la cama de Valentín y se acomodó para velar su sueño febril. Imaginaba el momento en que él abriera los ojos y la descubriera allí, dedicada y paciente, lo que sin duda despertaría su gratitud y afecto.

Mientras se deleitaba con estas fantasías, Valentín emitió un par de toses secas desde las profundidades de su garganta irritada y comenzó a abrir los ojos con evidente esfuerzo.

-Valentín, al fin despiertas.

Jazmín se levantó precipitadamente, su rostro iluminándose con una expresión de alivio

calculado.

-¿Sientes alguna molestia particular? Me has dado un susto terrible. No puedes seguir castigando tu cuerpo de esta manera tan irresponsable.

Valentín contempló el techo con una mirada desconcertada, esperando que la neblina de su mente se disipara gradualmente. Cuando finalmente recuperó la lucidez, se incorporó

bruscamente en la cama.

-¿Dónde está mi teléfono? Necesito encontrarlo ahora mismo.

-¿Tu teléfono? Valentín, ¿qué urgencia puede ser más importante que tu recuperación?

-Debo contactar inmediatamente a mi asistente para que investigue exhaustivamente el paradero de Esmeralda.

Durante su inconsciencia, había sido visitado por un sueño vívido que ahora lo atormentaba. En aquella visión, Esmeralda le sonreía con aquella expresión luminosa que tanto había amado, confesándole que su muerte había sido simplemente un elaborado plan para escapar de él y de la asfixiante dinámica familiar..

-Eso es completamente imposible, Valentín. Esme realmente ha fallecido.

-¡Te equivocas!

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