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La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 19

Capítulo 19

La dependienta inclinó la cabeza con una sonrisa cortés, mientras sus manos expertas ajustaban el vestido sobre el mostrador.

-Bien, señorita, este vestido es una edición limitada y, por lo tanto, su precio es algo elevado. Con el descuento que puedo ofrecerle, quedaría en seis mil quinientos pesos.

Esmeralda dudó un instante, sopesando el costo en su mente. Era un lujo, , pero la tela suave y el diseño delicado parecían susurrarle que valía cada peso. Asintió con una chispa de decisión en los ojos y extendió la mano hacia su bolso para sacar la tarjeta.

Justo entonces, una voz conocida rasgó el aire a sus espaldas como un eco inesperado.

-¿Esme?

Al volverse, Esmeralda se topó de frente con Margarita, erguida como un pilar de autoridad envuelto en sofisticación. Su suegra lucía un bolso de cocodrilo de Gucci que gritaba exclusividad y un conjunto de alta costura que evocaba la elegancia intemporal de Chanel. Sus ojos, sin embargo, destilaban sorpresa al recorrerla de arriba abajo, como si intentara descifrar a una desconocida vestida con la piel de su nuera.

-¿Qué haces aquí? -preguntó Margarita entre dientes, el rostro crispado por una mezcla de desconcierto y reproche.

A su lado, Mirella Zamora, la esposa del magnate de los alimentos, observaba la escena con una ceja arqueada. Aunque apenas había cruzado caminos con Esmeralda una vez, no ocultó

su asombro.

-Señora Espinosa, su nuera tiene un porte envidiable -dijo con una sonrisa que bordeaba la condescendencia-. Si no me lo hubiera señalado, jamás la habría reconocido.

Margarita frunció el ceño, sus labios apretándose en una línea dura.

-Ya es madre, ¿qué pretende vistiéndose así? ¡Cámbiate esa ropa ahora mismo!

Esmeralda la miró con una calma que rayaba en el hastío, dejando que el silencio hablara por

ella.

La dependienta, atrapada en el torbellino de tensiones, carraspeó con timidez.

-Señorita, ¿aún desea el vestido?

-Sí, claro que lo quiero -respondió Esmeralda, entregando su tarjeta con un gesto firme y una sonrisa sutil-. Y, por favor, ayúdeme a elegir una chaqueta.

-Perfecto, ¿qué tal esta? -La joven levantó una prenda elegante, con un corte impecable-. Es de la nueva colección, un poco más de diez mil pesos.

-Me la llevo -respondió Esmeralda sin titubear.

Margarita la observó con una mezcla de incredulidad y desprecio.

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Capitulo 19

-¿Más de diez mil? No sabes cómo ganar dinero, pero gastarlo que se te da bien.

Esmeralda tomó la chaqueta que la asistente le extendía, acariciando la tela con dedos ligeros antes de girarse hacia su suegra con una sonrisa teñida de sarcasmo.

-No gano dinero porque usted lo decidió por .

-¿De qué estás hablando? -replicó Margarita, alzando una ceja con indignación.

-Cuando apenas empezaba en la farmacéutica, usted me presionó para que tuviera hijos y renunciara a mi carrera. No me diga que se le olvidó tan pronto.

Margarita resopló, levantando la barbilla con aire de superioridad.

-¡Lo hice por tu bien! Esos laboratorios están llenos de sustancias peligrosas. ¿Y si algo dañaba tu capacidad para ser madre? Deberías estarme agradecida por la vida cómoda que

tienes ahora.

Mirella intervino con una risita melosa, inclinándose hacia Esmeralda como si compartieran un

secreto.

-Es verdad, Esme. Gracias a tu suegra puedes disfrutar de esta vida sin preocupaciones. ¿No

es una bendición?

Esmeralda dejó escapar una risa breve, seca, que cortó el aire como un cristal roto.

-Mirella tiene razón, aunque ser una dama no es tan sencillo como parece. ¿No es cierto que tu hija tuvo que regresar a casa hace poco, con las manos vacías y el orgullo herido?

El rostro de Mirella se ensombreció al instante. Su hija, atrapada en un matrimonio que prometía prestigio pero entregaba golpes, era un tema que prefería mantener sepultado bajo capas de apariencias. La pulla de Esmeralda había dado en el blanco, y sus labios se torcieron en una mueca de disgusto.

-Con esa lengua tan suelta, no me extraña que los hombres te esquiven -masculló entre

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