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La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 47

Capítulo 47

Esmeralda se levantó con una sonrisa cálida, casi luminosa, y se acercó a Estefanía para guiarla con suavidad hacia el asiento. El reencuentro destilaba nostalgia; hacía demasiado tiempo que no se veían. Los rasgos de Estefanía, antes llenos de vigor, ahora lucían afilados por una delgadez que delataba meses de cambios.

-No me guardes rencor, ¿? No te pongas brava conmigo, por favor -dijo Esmeralda, su voz cargada de un cariño que buscaba deshacer cualquier tensión.

Estefanía apenas se acomodó antes de responder, cortante pero con un dejo de curiosidad.

-Déjate de dulzuras y ve al grano: ¿qué pasa entre tú y Valentín?

La sonrisa de Esmeralda titubeó, como una flor que empieza a marchitarse. Se sentó frente a su amiga y, con un suspiro, confesó:

-Valentín y yohemos decidido separarnos.

-¿De veras? ¿Y por cuánto tiempo? Mira, te compro un boleto ahorita mismo para que te escapes a las playas de Maldivas, ¿qué dices?

Estefanía sacó su celular con entusiasmo, ya buscando vuelos, sin captar la seriedad del momento. Esmeralda, atrapada entre la risa y el desconcierto, no sabía cómo reaccionar.

¿Tanto me he doblegado antes para que piense que esto es un capricho pasajero?, se preguntó, mientras el eco de sus propios sacrificios resonaba en su mente.

Con un gesto firme, tomó el celular de Estefanía y la miró directo a los ojos.

-Esta vez es definitivo.

-¡Carajo, qué sorpresa! -Estefanía dejó escapar un suspiro hondo, casi teatral, y extendió una mano para tocar la frente de Esmeralda, como si buscara fiebre que explicara tal declaración.

Al confirmar que no había delirio, su rostro se endureció.

-¿Entonces es en serio? ¿Están pensando en el divorcio?

Esmeralda tomó un sorbo de agua, el cristal del vaso frío contra sus labios, pero no respondió. El silencio habló por ella.

-Si es verdad, te armo una fiesta para celebrar -dijo Estefanía, con una chispa de complicidad. Hace rato debiste haberlo mandado lejos. Al principio parecían la pareja perfecta, pero ahora

Puso los ojos en blanco, un gesto que destilaba hartazgo. Durante años, Valentín había enterrado su vida en la empresa, dejando a Esmeralda en un rincón olvidado. Y ahora, para colmo, esa aventura con su secretaria. ¡Qué descaro!

-Si necesitas un abogado para el divorcio, conozco a uno excelente. Tienes que sacarle una buena tajada, además de la custodia

16.50

-No quiero la custodia, y por ahora no necesito abogado -interrumpió Esmeralda, su voz firme pero cargada de cansancio.

Estefanía se quedó pasmada.

-¿Ni siquiera la custodia?

El recuerdo de las palabras crueles de Pablo, dichas apenas ayer en casa de los Espinosa, ensombreció el rostro de Esmeralda. Bajó la mirada, atrapada en sus pensamientos.

-¿Ese pequeño malcriado te dijo algo que te hizo daño? -preguntó Estefanía, su tono subiendo de indignación.

Esmeralda no respondió, su silencio fue un grito mudo. Estefanía, furiosa, dejó escapar un:

-¡Hijo de puta! Qué par tan desalmado, padre e hijo.

-Es verdad eso de de tal palo, tal astilla-continuó-. No lo soporto, Esme. Tienes que divorciarte. Te presento a alguien mejor, hombres guapos, maduros

Esmeralda esbozó una sonrisa amarga, casi resignada.

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