Capítulo 59
El murmullo de la sala se alzó como un eco distante cuando Isaac apareció en el escenario, su presencia imponente capturando cada mirada. Valentín, sentado junto a Esmeralda, giró el rostro hacia ella con una chispa repentina en los ojos.
-¿Viniste por Santana? -preguntó, su voz cargada de sospecha.
Esmeralda dejó escapar una risita suave, casi musical, que danzó en el aire entre ellos.
-Obvio, no creas que vine por ti respondió, su tono ligero pero afilado como una pluma que corta sin esfuerzo.
El semblante de Valentín se endureció al instante, las líneas de su frente marcándose como ríos tensos bajo la piel. Bajó la voz, un susurro furioso que apenas contenía su rabia.
-¿Desde cuándo lo conoces? Dime, ¿qué hay entre ustedes dos?
Esmeralda, imperturbable, dejó que sus ojos se pasearan hacia el escenario. Isaac, enfundado en un traje negro que parecía absorber la luz, con una corbata oscura anudada con precisión, proyectaba una elegancia fría, casi inalcanzable. Su figura esbelta se movía con una seguridad que llenaba el espacio.
-Si el gran señor Espinosa sigue alzando la voz, los guardias vendrán a sacarlo antes de que termine la conferencia -dijo ella, serena, sin siquiera mirarlo.
-¡Tú! -Valentín enrojeció, sus puños apretándose por un instante.
Pero sabía que ella tenía razón. Causar un escándalo allí, entre tantas miradas influyentes, sería un error imperdonable. Se tragó su furia y guardó silencio.
Esmeralda había imaginado que una conferencia con alguien como Isaac sería un tedioso desfile de números y tecnicismos, pero pronto descubrió lo equivocada que estaba. La voz de Isaac, firme y clara, tejía ideas complejas con una sencillez que atrapaba. Cada palabra revelaba un conocimiento profundo, destilado en frases que incluso alguien como ella, ajena a ese mundo, podía saborear. Cuando terminó, el aplauso resonó como un trueno, y él inclinó la cabeza con una leve cortesía antes de deslizar su mirada por la audiencia. Por un instante, sus ojos rozaron el lugar donde estaba Esmeralda, y luego bajó del escenario con la misma gracia con la que había llegado.
Ella se puso de pie, ajustándose el bolso al hombro, dispuesta a marcharse.
-Espera -Valentín la detuvo, su mano cerrándose con firmeza alrededor de su muñeca.
-¿Y a ti qué te importa a dónde voy? -replicó ella, su voz fría como el mármol.
La presión en su muñeca aumentó, y Valentín se inclinó hacia ella, su aliento rozándole el oído. -Esmeralda, no se te olvide que sigues siendo mi esposa.
-¿En serio? -Ella alzó el rostro, sus ojos brillando con una mezcla de burla y desafío-. Qué
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Capitulo 59
curioso.
Soltó una risa seca, casi teatral, y recorrió la sala con la mirada.
-Pregúntale a cualquiera aquí si lo sabe.
Valentín se quedó mudo, desarmado por un segundo. Esmeralda aprovechó ese titubeo para liberar su mano con un movimiento ágil.
-¡Para! -él insistió, alzando la voz-. ¿Vas detrás de Isaac? ¿Qué tienes con él?
Jazmín, que había estado observando desde la sombra de Valentín, dio un paso al frente, su
sonrisa torcida destilando sarcasmo.
-Ay, Esme, ¿desde cuándo eres tan amiga del señor Santana? -dijo, su tono meloso pero punzante. ¿Cuándo nos ibas a contar?
Esmeralda la miró de reojo, sin alterar su calma.
Pero Jazmín no se detuvo.
-No me extraña que el Grupo Santana haya cortado lazos con el Grupo Espinosa hace poco. Seguro fue para protegerte, ¿verdad, Esme?
-¿De qué hablas? -Esmeralda frunció el ceño, una arruga delicada marcando su frente.
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