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La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 82

Capítulo 82

-¿Un médico famoso?

-Así es respondió Jazmín, con un brillo de entusiasmo en la voz-. Pregunté a unos amigos y me hablaron de un lugar intrigante, el Monasterio Legado de Hipócrates. Al parecer, ahí vive un médico extraordinario.

Valentín arqueó una ceja, su gesto teñido de desconfianza.

-¿Y cómo es que nunca había oído de ese sitio?

Siempre había sido cauteloso, un hombre que no depositaba su fe en promesas vacías.

-Por eso lo llaman misterioso -explicó Jazmín, inclinándose ligeramente hacia él-. Mi amigo me dijo que este médico no acepta a cualquiera; tiene sus propias reglas para decidir a quién atender.

-Con esas condiciones tan peculiares, no me convence que sea alguien confiable -replicó Valentín, cruzándose de brazos.

-Vamos, es un médico reconocido -insistió ella, con un tono suave pero firme. Es normal que tenga sus excentricidades. Confía en , mi amigo no me engañaría con esto. Estoy segura de que podemos convencerlo de venir. Y si no, yo misma iré a ese monasterio; no está tan lejos.

Las líneas duras en el rostro de Valentín se suavizaron un poco, y tras un instante de reflexión, asintió.

-Está bien, entonces iré contigo.

-¡Maravilloso! exclamó Jazmín, sus ojos destellando de triunfo mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios.

Estaba a punto de dar media vuelta para salir cuando el asistente, que había abandonado la oficina minutos antes, irrumpió de nuevo con el rostro desencajado por la sorpresa.

-¡Señor Espinosa!

-¿Qué pasa? ¿Por qué vienes corriendo así? -preguntó Valentín, frunciendo el ceño.

-¡La señora está aquí!

No bien terminó de hablar, la silueta de Esmeralda se recortó en el umbral de la puerta.

Vestía un elegante vestido negro de tirantes que caía con gracia hasta sus tobillos, complementado por una chaqueta blanca ceñida que realzaba su figura con un aire de autoridad serena. Al avanzar por la oficina, sus pasos resonaban con seguridad, atrayendo miradas curiosas de los empleados. Aunque sus visitas eran habituales, Valentín nunca había aclarado quién era ella, dejando que los rumores tejieran sus propias historias. Con esta entrada tan imponente, las lenguas ya empezaban a desatarse entre los escritorios.

Capítulo 82

Al posar sus ojos en Valentín y Jazmín, Esmeralda no dejó traslucir ni un ápice de asombro. Su semblante era una máscara de calma.

Valentín, en cambio, apretó la mandíbula y la miró con una intensidad que delataba su desconcierto.

-¿Qué haces aquí?

Esmeralda esbozó una sonrisa tenue, casi divertida.

-¿Y por qué no? ¿Acaso no tengo derecho a venir?

-Esme, no es eso lo que Valentín quiso decir, no lo tomes a malintervino Jazmín, forzando una sonrisa mientras se aferraba con más fuerza al brazo de Valentín-. Por favor, siéntate.

Esmeralda deslizó una mirada mordaz hacia la mano que sujetaba a Valentín y soltó una risita

seca.

-¿Marcando territorio, señorita Varela? Que yo sepa, el divorcio no está firmado todavía. ¿No te da miedo tentar al destino metiéndote en matrimonios ajenos?

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