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La Novia Equivocada Novela de Day Torres novel Chapter 154

ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 3. Por favor no entres

Aaron quería ahogarlo con sus propias manos, no podía creer que algo medianamente parecido a un humanoide fuera capaz de tener pensamientos tan asquerosos por uno de sus semejantes.

-¿Es una maldit@ broma, Carter? – siseó.

-No, para nada. Fíjate que los King son una familia con mucho dinero, y Nahia es la princesita. Solo necesito que siga conmigo, y tengo el modo perfecto de conseguirlo – replicó Austin. 1

-¿Acostándote con ella? -escupió Aaron-. ¿Te crees que la muchacha es estúpida? -Al menos él quería creer con todo su corazón que no lo era-. Además llevas seis meses fuera, ¿qué te hace pensar que no dio el salto ya con alguien menos idiota?

Austin sonrió con sorna mientras probaba lo que estaban cocinando para él.

-Sé que no lo hizo porque ahí donde la ves, tan feroz, destruyendo autos caros, en el fondo Nahia King es una “reservada“, ya sabes, para todo lo importante de este mundo: el amor, la primera vez, el colegio de sus sueños, la ayuda humanitaria, toda la basura junta — espetó con fastidio-. No estaría mal que viniera usando alguna de esas reservas.

Aaron apretó los puños con impotencia, tipos como Austin se merecían que le rompieran la nariz hasta dejarla irreconstruible.

-Tu novia, con el único fallo de que es tu novia, obviamente, parece una chica inteligente -siseó el guardaespaldas-. Si en todo este tiempo no se ha acostado contigo, dudo mucho que cometa el error de caer justo cuando peor te has portado con ella.

-¡Pues yo también pensaría lo mismo! -exclamó Austin riéndose-. Pero tampoco había querido venir a mi departamento nunca antes y esta noche aceptó. Me dijo que el regalo fue un detalle muy especial.

Aaron cerró los ojos mientras rezaba para que la tierra se abriera y se lo tragara.

Obviamente no estaba pensando bien cuando se puso tan dedicado con el puñetero regalito, y ahora la muchacha estaba lista para caer en las redes del asqueroso de Austin por su culpa.

“¡Es que no puedes ser más imbécil, Aaron!“, se reprochó.

-¿Y qué se supone que vas a lograr acostándote con ella, Carter? -lo increpó-. ¿¡Sabes cómo va a ponerse tu padre si la familia de la chica hace un escándalo!?

-¡Mejor que mejor! -se carcajeó Austin-. Escándalo entrando, boda saliendo. Mi padre no tendrá nada más que decir que no sea felicitarme por conseguir un matrimonio ventajoso.

Aaron sintió que la mandíbula se le desprendía.

-¿Pero tú en qué siglo vives? -murmuró-. ¡Ella no tiene edad ni para limpiarse el trasero sola! ¿Crees que su familia la obligará a casarse contigo solo porque se acostaron?

-Oye, oye… quizás pueda salir algo más de ahí… Ya sabes, algo con patas y cabeza que amerite una boda por todo lo alto -dijo Austin y Aaron sintió que se le revolvía el estómago.

Le dio la espalda y salió de allí para no golpearlo en ese mismo momento. Se subió al auto y lo esperó, mientras la cabeza se le hacía agua intentando buscar un modo de evitar que Austin le hiciera aquella cochinada a una niña inocente. Nahia era una buena chica, no se merecía que él la usara solo porque no sabía cómo buscarse la vida.

Poco después unos empleados de la cocina metieron varias cestas de comida en la cajuela del auto y Austin se subió con su mejor sonrisa de niño bueno, como si estuviera ensayando para un papel.

Durante todo el camino Aaron estuvo tenso y molesto, pero cuando llegaron al

departamento de Austin se detuvo y miró alrededor. Un pequeño antro de perdición en el centro de la ciudad donde esa noche le robaría la virginidad a una chica solo para no tener que trabajar el resto de su vida.

-Sube las cestas de comida -le ordenó Austin lanzando su teléfono sobre la encimera para ir a buscar una cerveza y por primera vez Aaron decidió obedecer.

Sacó las cestas del auto y fue colocándolas una por una sobre la encimera hasta que…

El ruido hizo que Austin levantara la cabeza asustado para ver su teléfono hecho añicos en el suelo.

-¡Maldición! -espetó molesto al ver que las cestas habían empujado su celular al suelo-. ¿¡Es que no te fijas dónde demonios pones las cosas!? ¡Hay una maldit@ mesa! ¡Pon la comida allá!

Aaron no se disculpó, pero hizo lo que le mandaba mientras Carter lanzaba una maldición tras otra por haberse quedado sin teléfono.

-¿Y ahora cómo diablos le voy a mandar la ubicación a Nahia? -rezongó y un segundo después Aaron le pasó su propio celular.

-Toma, mándasela de aquí.

Austin lo dudó por un momento, pero entre eso y tener que ir hasta la mansión King a buscarla, prefirió lo primero. Y teniendo en cuenta que Aaron ya conocía su flojera, eso era justamente lo que estaba esperando.

Austin le texteó a Nahia que aquel era un teléfono de emergencia porque se había roto el suyo y le mandó la ubicación de su departamento. Luego lanzó el teléfono sobre la mesa como si no fuera nada y entró a bañarse.

Apenas se escuchó el ruido de la ducha cuando Aaron tomó el celular y marcó un número muy diferente.

-Hermanito, necesito un favor -dijo con una sonrisa malvada.

“Se dice, «Hermano querido, ¿cómo estás? Necesito un favor»“, replicó Caleb, su gemelo. -Todo eso, pero ando apurado, ¿me ayudas? -lo apresuró Aaron.

-¿Cuándo no? ¿Para qué soy bueno?

-Una tontería. Te mando un número, lo clonas en un teléfono y me mandas el mensaje que yo te diga -dijo Aaron.

Y considerando que Caleb Orlenko era un hacker experto, sí, aquello realmente era una tontería.

-Mándame el número, y para la próxima pídeme algo que me tome más de cinco minutos -sonrió Caleb.

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