ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 10. Una bomba de relojería
Nahia trataba de no mirarlo, pero realmente era algo muy difícil.
Maddi y ella estaban emocionadas por el hecho de que las dos hubieran recibido cartas de admisión. Pero después de la euforia inicial, Nahia tenía otra euforia más escondida y más conflictiva. 1
-¡Estoy tan feliz, Maddi! ¡Te lo mereces! -exclamó abrazando a su cuñada y luego se giró hacia su hermano-. ¡Ve pensando en qué cosa linda le vas a regalar! ¡Si es menos que un deportivo te juro que te pego!
James se rio a carcajadas y desde una esquina del salón Aaron los miró tratando de disimular la sonrisa. Aquella forma de alegrarse por los logros de toda la familia era algo muy especial, y le recordaba inequívocamente a su propia familia. 2
-Bueno, y tú, chiquilla, ¿ya decidiste a qué universidad vas a ir? -le preguntó su hermano y Nahia sonrió.
-Acepté la solicitud de Oxford -respondió ella con ojos brillantes.
-¡Pero es muy lejos!
-Ahí fue donde tú estudiaste, idiota siseó Nahia-. Y es donde estudió Sophi, yo también quiero ir. Además solo está a ochenta kilómetros y tengo un guardaespaldas, no hay forma de que puedas tenerme más controlada.
Lo miró de reojo y pasó saliva cuando lo vio sacudirse el cabello mojado. ¿Qué le pasaba con aquel condenado guardaespaldas que se estaba derritiendo por él? 1
-¡Oye yo no quiero controlarte, quiero protegerte… pero estoy muy orgulloso de ti, sé que te va a ir genial! -exclamó James abrazándola por la cintura y alzándola.
-Gracias, hermanito. ¡Te quiero!
Todos trataron de obviar el hecho de que Nahia y Aaron tenían una guerra entre manos, pero ciertamente James le iba con todos los chismes a sus padres. 1
Pocos días después por fin Nahia hizo su maleta y Aaron la metió ene I coche.
-Oxford… aquí vamos.
Se quedaron en un hotel y enseguida salieron a buscar un departamento.
Aunque James trató de explicarle a Nahia que debía rentar un departamento con dos habitaciones para que el guardaespaldas tuviera una habitación propia, ella se negaba a hacerlo. Pero es que ¿cómo iba a explicarle a su hermano que igual iba a terminar con una habitación de sobra? 16
-Pues entonces le rento un departamento para él justo cruzando el pasillo -la amenazó James-, pero te advierto que lo dejaré poner cámaras en el tuyo.
A regañadientes Nahia aceptó un hermoso departamento de dos habitaciones, en un edificio cerca de la universidad. Muy pronto ella y Aaron estuvieron instalados y esa noche el guardaespaldas se apoyó en la puerta de su habitación, observándola mientras ella, acostada boca abajo en la cama, repasaba la lista de libros que debía comprar para las materias que había elegido.
-¿Crees que logre conservar esta puerta o también la vas a hacer desaparecer? -preguntó ella sin mirarlo.
-Eso va a depender de cómo te portes -murmuró Aaron y la vio levantar la cabeza.
-¿Y cómo quieres que me porte? -preguntó ella mirándolo a los ojos.
-Bien, quiero que te portes bien. Que vayas a tus clases y me dejes cuidarte -replicó Aaron y Nahia casi hizo un puchero.
-Vaya, eso sí que es aburrido -murmuró ella con un suspiro.
-¿Entonces solo te estás peleando conmigo por diversión? -le preguntó él acercándose y cuando se sentó a su lado en la cama, Nahia no tuvo más remedio que girarse boca arriba para poder verlo.
Aaron pasó un brazo sobre su vientre y apoyó el piño en la cama, inclinándose sobre ella.
-Responde. ¿Te peleas conmigo por diversión? -lá increpó.
-Y porque sigo enojada contigo -replicó ella pero Aaron no podía ver su enojo por ningún lado.
-Mañana empiezas el primer curso, y quería que tuvieras esto le dijo metiendo una mano en su bolsillo y dejando que aquella pulsera colgara de uno de sus dedos.
Nahia la miró durante un segundo y apretó los labios.
-No quiero nada ni remotamente cercano a Austin -gruñó molesta.
-Y esto no lo es -replicó él-. Austin no tuvo nada que ver aquí. Esto lo compré yo, con mi dinero, el día que te conocí. Me hizo pensar muchas cosas sobre ti, así que elegí esto. Ya sé que sigues molesta pero por favor… ¿puedes llevarlo?
Nahia lo pensó durante un momento y luego tomó la pulsera. Le había encantado desde el primer instante, solo no le había gustado que la comprara Austin.
-Gracias–murmuró mordiéndose el labio y Aaron no pudo resistirse.
Se inclinó sobre ella y lo mordió él mismo, viendo como Nahia cerraba los ojos y disfrutaba de aquel beso suave. Ella suspiró e introdujo sus manos por debajo de la camiseta de Aaron para recorrer su espalda con las yemas de los dedos. La boca de Aaron la devoró despacio y el instinto de Nahia la llevó a moverse contra él mientras estaba perdida en todas aquellas sensaciones.
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