Capítulo 34
Keira
Adam me miró. Sé que me veía diferente usando maquillaje.
-¿Puedes dejar de mirarme? Me está dando un poco de miedo -susurré.
-¿Qué? Oh, no me di cuenta de que estaba mirando. Tus ojos son realmente bonitos -me
dijo Adam.
-Gracias. -Me sonrojé y nerviosamente levanté mi mano para recogerme el cabello detrás
de la oreja.
-Te ves diferente con maquillaje. ¿Por qué nunca te has maquillado antes? -me preguntó
Adam.
-Oh, bueno… empecé a decir.
-Oye, chico enamorado, no sabes que nunca debes preguntarle a una mujer tres cosas: su edad, su peso y por qué lleva maquillaje. A menos que quieras una muerte lenta -Jay le dijo a
Adam.
-Oye, vamos a jugar baloncesto o algo así le dijo Kevin a Adam.
-Sí, claro, vamos -respondió Adam y se fue con él de la sala de cine.
-Laura, querida, creo que necesitamos agua. ¿Puedes traernos un poco? Me está entrando
sed -le dijo Jay a Laura con ojos suplicantes.
Laura miró a Jay, entendiendo lo que quería decir en silencio.
-Por supuesto, volveré.
Después de que Laura se fue, Jay se volvió hacia mí.
-Bueno, cuéntame todo, cariño.
-¿Contar qué? -le pregunté.
-Chica, tenías a un guaperas italiano de primera calidad babeando por ti. Además, Tweedle
Dee te invitó al baile y Tweedle Dumb prácticamente estaba espumando por la boca
mirándote ahora mismo -me dijo Jay.
-Esos chicos solo estaban siendo amables -le dije.
-Cariño, necesitas mirarte a ti misma. Ni siquiera he terminado, ¡todo lo que hice fue en tus
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Capítulo 34
ojos y tienes a chicos universitarios levantando tiendas de campaña en sus pantalones! -me dijo Jay mientras iba a su estuche para sacar un espejo de mano-. Mírate, jeres hermosa!
Miré en el espejo y me sorprendí por lo que vi. Jay hizo que mis ojos destacaran mucho. Tenía que admitir que me gustaba lo que veía.
-¿Cómo lo hiciste? -le pregunté.
-Te lo mostraré, para que puedas hacerlo tú misma -me dijo Jay.
-No tengo maquillaje, además no sabría qué comprar–le admití a Jay.
-¡Suena como si tuviéramos que ir de compras! Te ayudaré, no te preocupes por eso. Pero mientras tanto… -Jay rebuscó en su estuche y reunió algunas cosas y las puso sobre la mesa-. Eso servirá temporalmente hasta que consigas tus propias cosas.
-Jay, no puedo simplemente tomar tus cosas, ¿no las necesitas para el trabajo? -le dije.
-Dulzura, créeme, tengo más en casa. Además, tienes escuela mañana y es demasiado tarde para hacer una carrera de compras de maquillaje de emergencia. Está bien -me tranquilizó
Jay.
-Entonces, ¿crees que debería usar maquillaje mañana en la escuela? -le pregunté.
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