Capítulo 38
Adam
Observé cómo Keira se levantaba en la cafetería recogiendo sus cosas. Me volví hacia Kevin y
le dije:
-Oye, voy a ir a conseguir algunas cosas para clase.
-Claro -respondió Kevin, sin apartar la vista de Jamie.
Kevin realmente estaba mal por Jamie. Necesitaba resolver eso. Me levanté de la mesa para
seguir a Keira.
La vi dirigirse a la biblioteca. ¿Cuándo había empezado a seguirla? ¿Debería entrar y verla? Realmente quería hablar con ella sobre lo que había ocurrido esa mañana.
Colt se había pasado de la raya, y Jamie había hecho bien en enfadarse con nosotros.
Entré en la biblioteca. Pude ver a Keira en una de las mesas. Me quedé parado observándola mientras escribía en un cuaderno. Tenía la punta de la lengua asomando por la boca mientras
escribía.
Se veía adorable haciéndolo. ¿Por qué seguía notando esas cosas sobre Keira? Realmente
necesitaba resolver eso con ella.
Tomé una respiración profunda y me acerqué a la mesa. Después de aproximadamente un minuto, me di cuenta de que Keira no me había visto parado allí, así que puse mi mano en su
hombro. Ella saltó cuando la toqué.
-¿Adam? ¿Qué quieres? -dijo ella.
-Mira, Colt es un idiota, ¿ok? Solo no le prestes atención -dije.
-Eso es más fácil decirlo que hacerlo -respondió Keira.
Sí, Colt no tenía filtro y molestaba a todos. Los miembros del equipo de fútbol básicamente lo ignoraban y sus travesuras.
-Sí, puedo ver eso. ¿Es ese tu trabajo para la clase de inglés? -pregunté, tratando de cambiar
de tema.
-Sí, ¿ya has empezado el tuyo? -preguntó Keira.
-Más o menos, pero estoy luchando un poco–dije.
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Capítulo 38
-Todavía quieres que te ayude, ¿verdad? -preguntó Keira.
Así era, le había pedido que me ayudara. Me sorprendía que ella me estuviera preguntando.
–
-Sí, realmente necesito tu ayuda. No puedo fracasar en este trabajo o no podré jugar. Vi una
silla junto a ella. Mejor me siento.
-¿Tienes tu trabajo contigo? -preguntó Keira.
Metí la mano en mi mochila y le entregué el cuaderno en el que estaba escribiendo mi
trabajo. Ella lo tomó para leer.
¿Por qué sus labios se veían tan besables? Podía sentir que mis pantalones comenzaban a sentirse incómodos. ¿Siempre tenía que jugar con sus labios?
Me moví en la silla porque, cuanto más chupaba sus labios inferiores, más duro me ponía.
-Deja de hacer eso, por favor, Keira le dije.
Keira levantó la vista hacia mí y dijo:
-¿Hacer qué?
¿No sabía que estaba chupando su labio? Es linda.
-Chupar tu labio de esa manera – le dije.
-Oh, no me había dado cuenta de que estaba haciendo eso. -Keira se ruborizó y luego empezó a morderse el labio inferior.
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