Capítulo 40
Keira
Me sentí como en un extraño trance después de separarme de los labios de Adam. Levanté la
vista y vi que él me estaba mirando.
-Adam, ¿qué estás haciendo? -le pregunté sin aliento.
-No lo sé–dijo mientras levantaba la mano y guardaba un mechón de mi cabello detrás de
mi oreja-. Realmente no lo sé. -Suspiró y apartó la mirada de mí.
Fruncí los labios y aparté la mirada de él.
-Por favor, dime que esto no es una broma que estás tratando de hacerme – le dije.
Adam giró la cabeza para mirarme.
-¿Por qué crees que esto es una broma? —dijo.
-Adam, no te gusto, soy una vergüenza para ti. ¿Por qué me besaste, no una, sino dos veces?
-le dije. Adam no dijo nada, simplemente siguió mirándome como si estuviera pensando en
algo. No soportaba su silencio, así que lo aparté-. Lo sabía, no soy más que una broma para
Empecé a dirigirme hacia las escaleras de la piscina para salir cuando él me detuvo.
-Keira, no es así —dijo.
Me detuve, pero no me giré para verlo. Si lo miraba, sabía que empezaría a llorar, podía sentir
las lágrimas acumulándose en mí.
-Lo es y lo sabes. Te gusta burlarte de mí, te gusta quitarme cosas -le dije.
-¿Quitarte cosas? ¿Qué te he quitado? -preguntó él.
Lo ignoré, cogí mis pantalones cortos, cerré los ojos.
-Te llevaste a mi mejor amiga, a mi hermano, te llevaste mi espíritu con tus malditas burlas,
me quitaste mi primer beso, ¿qué más quieres quitarme? No soy nada por tu culpa. Solo soy
la chica gorda y fea que es la broma de la clase. Te encanta atormentarme, me hiciste sentir
bien, como si realmente creyeras que era deseable y hermosa. Odio que me lastimes tanto. Odio que me recuerdes constantemente lo fea y gorda que soy. Me diste esperanzas y luego te las llevaste, te odio -dije mientras las lágrimas empezaban a brotar debajo de mis pestañas.
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Capítulo 40
Necesitaba alejarme de Adam en ese momento, así que me giré y entré en el lugar más cercano, la casa de la piscina.
Era como si una presa se rompiera dentro de mí. Simplemente empecé a llorar. Todo el dolor y la tristeza que había sentido en los últimos siete años empezaron a salir de mí.
Adam
Vi cómo corría hacia la casa de la piscina. Mierda, soy un idiota. Nunca me di cuenta de lo
herida que estaba Keira realmente por todo.
Salí de la piscina y pude oírla sollozando en la casa. Realmente no sabía qué hacer en ese
momento. Sabía que no me iba a dejar entrar para consolarla, yo era la causa de su dolor.
Sabía que tenía que hacer algo.
Corrí hacia la casa principal y encontré a mi madre en la sala de estar.
-Mamá, te necesito. La he cagado mucho, Keira está sufriendo le dije a mi madre.
-¿Qué está pasando? ¿Qué quieres decir con que la has cagado? ¿Qué le hiciste a Keira? –
me preguntó mi madre con voz preocupada.
-Por favor, mamá, ve a la casa de la piscina, Keira necesita a alguien ahora mismo. Te lo
explicaré después de que la calmes, por favor -le rogué a mi madre.
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