24
Una burla sombría se escuchó en la habitación.
-Salvaje, inútil, defectuosa, asquerosa, buena para nada, no debiste haber nacido. Ah, me han dicho tantas cosas que creo que me estoy acostumbrando.
Will escuchaba a la loba para después desenfundar todos sus colmillos y garras.
-¿Quién eres? – gritó esta vez exaltado. Por su parte Clara ni se inmutó.
– Tranquilo beta. Acaso me vas a poner un dedo encima. No creo que tu alfa te perdone por tocarme- inclinó la cabeza hacia un lado con un brillo escarlata en ellos.
Will usó toda su fuerza de voluntad para contenerse. Su cerebro aun intentando descifrar que había pasado.
– Soy Clara- al parecer la loba se dignó a cooperar-la misma Clara pero no la que todos conocen – se dio la vuelta y se dejó caer en la cama cruzando las piernas.
-Eres…
-Digamos la que ha soportado todo el dolor de ella. Mi otra yo… es agobiante, temerosa, y una egoísta. Prefiere quedarse en una esquina mientras yo tengo que soportar todas las torturas en mi cuerpo.
Will no podía hablar. En serio, no comprendia.
– Pareces otra persona. No como su parte salvaje. Y eres además… un salvaje.
La loba entrecerró los ojos en torno a él.
-Es complicado. Siempre hemos estado juntas, yo soy más fuerte y más… animal. Aunque nunca he tenido el control total de este cuerpo-alzó la mano dejando salir sus garras hasta ahora.
Will tragó en seco. Su mente divagando si era mejor decirle al alfa y a su hermano. Esta no era la situación que se esperaba.
-No vayas a decirles nada- ella le dijo con voz grave y el beta sintió un escalofrío bajar por su columna, como si fuera una orden viniendo del mismo alfa-Tu olor delata lo que quieres hacer. No puedes engañarme.
will se mantuvo quieto. De la noche a la mañana esta loba había dado un giro de 360 grados. Incluso sentía que ella podía verlo mejor que antes y recordaba que ella siempre había sido considerada menos por su mala vista. Se estaba volviendo loco. Pero… acaso esto no era lo mejor. Con una Luna fuerte, la manada seria fuerte, y el alfa también. La Luna era la encargada de mantener bajo control el temperamento tan rebelde y recio de los alfas. De esta forma se evitaría la tragedia que había ocurrido años anteriores que había llevado al antiguo alfa a la tumba y el desastre que estaban presentando.
-Si lo haces no me dejará ir. Dixon me quiere mantener aquí encerrada como si fuera una cachorra. No pienso escapar.
Will aun asi negó. -No cederé. Primero hablaré con el alfa. En base a lo que él decida actuaré. Eres su Luna, pero yo soy su beta- Will se mantuvo firme. Y por primera vez prefirió tener delante de él a la Clara sumisa y temerosa, no a esta que le costaba trabajo tratar con ella.
Y Clara no pareció estar nada contenta con eso. Gruñó por lo bajo, sin embargo, se dio media vuelta y se dejó caer en la cama. – Haz lo que quieras pero que al menos me quite este grillete. Me trata como si fuera una perra rabiosa.
-Es para que no escape y ponga su vida en peligro – Will insistió.
-Pues dile que no lo haré de nuevo, así que me deje libre-Clara se giró en la cama dándole la espalda, dando por terminada la conversación que al final no había tenido los resultados que ella había deseado. El lobo respiro profundo y se dio la vuelta para salir de la habitación dejando a la hembra sola. Clara se sentó en la cama sobándose la sien. Le hubiera gustado insistir un poco más, pero su cabeza comenzaba a martillear dolorosamente.
No es moinento que salgas todavía. Tengo cosas que hacer – Clara gruno sintiendo como la
otra conciencia quería tomar su lugar, pero si la dejaba hacerlo de seguro no terminaría viendo a su otro mate.
Y no podía mentirse. Ansiaba verlo, era parte de su instinto. La conexión entre los tres era fuerte y sus cuerpos se llamarían aun si estuvieran lejos. Y Clara no tenía intenciones de dejar pasar esa noche. Necesitaba tanto la sangre del lobo como algo más. Y si Dixon no ponía de su parte, pues ella tendría que salir de ese lugar aun si tuviera que hacerse daño, después de todo estaba acostumbrada al dolor, un poco más no haría la diferencia.
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