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Destinada a los gemelos alfas novel Chapter 28

28

Ethan recostó la cabeza en la pared detrás de él con la boca abierta y soltando un jadeo en respuesta a la enorme excitación que recorría su cuerpo entero. Dios, eso se sentia realmente bien, aun cuando habia dolido. Los dientes de su pareja atravesando su piel y chupando su sangre, aunque podía parecer un acto salvaje era lo más erótico que pudiera sentir. Además, que era un acto bastante intimo y sobre todo entre las parejas. Reforzaba el lazo entre ellos, y en ese momento Ethan eso era lo que más queria. Y que su pareja fuera la que hubiera iniciado no podría ser mejor. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios. Sabía que sería el ganador después de todo.

Su cuerpo entero se calentó tanto que su piel picaba tras la estimulación de la boca de su mate contra su peil. Su erección dolía y estaba sumamente húmeda de líquido preseminal que amenazaba con ser más abundante. Un hilo se saliva corrió por el borde de la boca de él sin poder contenerlo. Su cadera se removió y sus manos apretaron la cadera de la loba acercándola más contra la suya buscando la fricción que haría que la tortura fuera más llevadera. De esta forma su erección se presionó contra ella y…

«Demonios» maldijo el lobo sintiendo como el calor comenzaba a desplazarse a su vientre, a su ingle, a su miembro.

Si seguía así de seguro se correría. Si, si lo haría y no estaria avergonzando. Nunca se había imaginado que dejarse morder fuera tan excitante y más por una hembra. Si ese era el sentimiento pues claro que se lo permitiría todas las veces que ella quisiese. Estaba a punto de correrse y apenas se habían tocado, eso no quitaba que estaba sumamente excitado. Jadeó cuando los dientes de ella apretaron más fuerte.

-Suave cachorra, o de seguro voy a follarte bien duro aquí mismo- no era un lobo recatado en cuanto a sexo se refería. Y decirlo, hacerlo y disfrutar de los deseos carnales claro que era la mejor experiencia que le gustaba experimentar. Y si pudiese tener a la loba con las piernas abiertas para él chorreando y oliendo a su esencia, pues mucho mejor. Solo de él.

– Mía – gimió complacido agarrando las nalgas de ella y pegándola tanto a él que pudo sentir el calor del sexo de la loba sobre su erección a pesar de la piel. Movió su cadera un poco hacia arriba comenzando un suave vaivén rozándose contra ella. Era tortuoso, doloroso, pero a la vez delicioso.

Solo que no contó con que el tiempo comenzó a pasar sumido en su excitación. El orgasmo ya estaba rayando en la línea de la cordura y la locura y no pudo evitar dejarlo ir. Apretó los dientes gruñendo mientras el orgasmo lo atravesaba de forma brutal. Su pene palpito dentro de su pantalón manchando la tela con su semen que salía sin límites y lo único que evitó que pudiese anudar era que no estaba dentro de ella. Una lástima total.

Sin embargo, y a pesar de que se sentía realmente bien tuvo que llevar su mano al cabello de la nuca de la loba y tirar un poco de este al comenzarse a sentir débil tanto por orgasmo como por la pérdida de sangre. Su mate estaba tragando sin mediar las consecuencias y eso no era nada bueno.

Cachorra, déjame, suelta mi cuello- le dijo jadeando y con el cuerpo cubierto con una capa de sudor sobre su piel. Tiró de ella sin la intención de hacerle daño, pero Clara no soltó de primeras Tuvo que usar un poco más de su fuerza hasta que los colmillos soltaron su piel, solo

para volverse a enterrar.

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