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Lo que encontró Will al entrar a la celda fue un escenario bastante atípico y muy desagradable.
No podia decir que estuviera de buen humor. La m*****a pareja de su alfa lo habia noqueado después de hacer todo un espectáculo. Como resultado, la habia dejado escapar, al despertar se había encontrado con un muy furioso alfa que había salido corriendo, y por supuesto, él detrás de él, para llegar empapado, agitado y aun recuperándose a la celda. Y alli dentro encontró a dos machos a medio transformarse, con sus miradas doradas completamente reluciente, con un aura asesina que los rodeaba amenazadoramente, sus feromonas agresivas por doquier que incluso casi lo obligaban a salir de allí dentro, y entre los dos, pegada a la pared del fondo, temblando como si fuera una débil hoja indefensa, la loba destinada a ambos.
Definitivamente eso no se veia todos los días, aunque recordando esta imagen se le hacia familiar a unos días atrás.
-Por favor, cálmense- pidió Will entrando a la celda con cuidado, si hacia movimientos muy exagerados los colmillos de esos dos terminarian dentro de la piel de su cuello, pero tenia que hacer algo o se podría salir de control la situación.
Los dos machos que tenían su atención centrada en la loba se giraron hacia él, gruñéndole y mostrando sus dientes. Will retrocedió. Siempre era difícil hablar con un lobo en medio de la transformación.
– No los voy a separar de su mate. Solo quiero ver su estado – Will alzo sus manos en son de paz en un intento de calmar a los machos, algo bastante dificil.
Vio como ellos dos, lentamente, comenzaron a hacer retroceder sus pelajes y a ser menos amenazantes. Incluso las feromonas disminuyeron un poco y el beta pudo respirar profundo. Ahora… la loba. En serio no la comprendia. Antes toda fuerte y ahora temerosa. Fue entonces que recordó la conversación. Se fijó en el color de los ojos de ella, ahora eran azules, tan claros como el agua cristalina. Esa era la Clara de siempre, la débil y llorona que siempre era intimidada. Tenía que reconocer que si fuera la otra Clara todo seria diferente. Había sentido lo fuerte que era, incluso hasta manipuladora, de seguro sería capaz de mediar con sus dos parejas, entonces no entendía por qué había dejado salir a esta que no resolvería nada. Bueno, ahora no era momento de pensar, después tendría tiempo para preguntarle a ella. Por ahora se giró hacia Dixon. -Alfa, creo que antes que todo se ponga peor deben hablar los tres. Tanto como ella necesita estar cerca de usted también lo necesita de su otro mate, y mientras más tiempo esté separada más grande será la ansiedad, eso podría hasta enfermarla. Sería bueno que llegaran a un acuerdo.
Acuerdo? ¿Él y yo? – por supuesto Dixon no tenia esa intención, pero al escuchar los sollozos de Clara la miro por un momento para cerrar los ojos después – Por favor, dime que no estoy haciendo esto – la última parte la murmuró para si, sin embargo Ethan lo escuchó y sonrió de lado.
-¿Qué ocurre hermano?- usaba un tono despectivo para nombrarlo con el título familiar Sabes que no puedes dejarme aquí mucho tiempo.
hernano del alfa-Wil le llainó la atención y este alzó una ceja en dirección al beta – Por favor, usted también coopere con todo esto. No es fácil para ninguno y si no se ponen de
acuerdo la que más sufre es su mate. Por un momento piensen en ella.
Los dos lobos se miraron de nuevo fijamente. Dixon suspiro apretando sus puños. Nunca le había gustado que le controlaran la vida, ya lo habían hecho por bastante tiempo y pensó que una vez en la posición de alfa podría ser completamente libre, pero al parecer… se había equivocado.
-Está bien- dijo con voz grave-hablemos, por Clara cederé, pero no pienses que tendrás toda la libertad de estar en la mansión o la manada.
-Te recuerdo que tengo el mismo derecho que tú. Que me mantengas aquí encerrado en contra la ley- Ethan era de carácter dificil a pesar de que solía tener un rostro relajado y una sonrisa en sus labios, una fachada que solía engañar y mucho.
Ante esto Dixon gruñó en advertencia. Will suspiro esto no iba a ser fácil. Y la tensión en el ambiente hizo que un nuevo sollozo se escuchara y los tres machos se enfocaran en la hembra llorosa en una esquina. Dixon y Ethna se movieron a la par, pero al solo dar un paso ella se encogió más en su lugar y ellos se quedaran quietos en su lugar sin saber qué hacer. Dixon ya estaba acostumbrado a este tipo de escena, ella se lo había hecho antes ya, pero por su parte Ethan se quedó un poco conmocionado al ver el cambio de aptitud de ella, primero lloraba, después lo mordía haciendo que llegara a un brutal orgasmo y casi después lo drenaba y le arrancaba un pedazo de cuello para después volver a llorar. Definitivamente algo estaba mal en todo aquello.
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