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A pesar de lo que conllevaba y de poner su vida en peligro, cuando salia a correr era el único momento en que Clara se sentía realmente libre. La brisa golpeaba agradablemente en su rostro y agitaba su pelaje, sus patas podian pisar el suave césped debajo de ella, y aunque la seguían podía separarse siempre del grupo dada su habilidad para correr rápido.
Solo que esta vez no podía enfocarse en ese agradable sentimiento. Primero su cuerpo aun picaba, sobre todo su zona inferior donde la lengua de uno de sus mates había indagado hasta el fondo y rozado todas sus paredes vaginales. Aun podía sentir los labios de él chupando y lamiendo hasta que la piel se había vuelto sensible y ardía. Dixon era bastante insistente. Y también a eso se le sumaba que tenía a su otro mate a su espalda corriendo, con su mirada fija en ella como miles de dagas y podia atravesándola vigilando cada uno de sus movimientos y además, vertiendo una considerable cantidad de feromonas como queriendo borrar el olor de su hermano inútilmente. No estaba para nada cómoda.
Lo peor es que él estaba consciente de como la estaba haciendo sentir. Por qué le hacían eso.
Después de más de veinte minutos corriendo, llegaron a los límites de la manada que colindaba con un bosque. Ese día cazarían venados y ese era el mejor lugar. Esas presas solían esconderse entre los árboles con el objetivo de ser cazados.
El grupo de detuvo y Clara sabía muy bien lo que tenía que hacer, pero Ethan se puso a su lado, su gran tamaño casi le hacía sombra. Ella bajó la cabeza y apretó las mandíbulas. Cinco minutos después ella no había hecho nada y los lobos de detrás comenzaban a ponerse ansiosos.
-¿Qué ocurre?- Ethan giró su gran cabeza hacia atrás y le gruno a un lobo que iba caminando en dirección a ella para después enfocarse en la loba.
Ella supo que la pregunta era en dirección a su persona. – No puedo – su voz salió silenciosa. -¿Qué no puedes? – le bajó la cabeza y la puso sobre la de ella para que sintiera su cercanía y se restregó esparciendo su olor sobre el cuerpo de la hembra. – No puedo… oler nada… si estás…- se demoró en decir lo último temblando notoriamente y con la cola tan metida dentro de sus patas que no podía verse. Se notaba aterrada- cerca.
Ante esto Ethan detuvo sus movimientos, -¿No puedes oler nada porque estoy yo aquí? Ella asintió lentamente aun con la cabeza gacha,
– Tus feromonas… son muy fuertes – su voz era apenas un murmullo que el lobo tuvo que enfocar su pido para poder escucharla.
Chasqueó la lengua y retrajo sus feromonas.
Ahora está blen?
Ella niego
Tú olor..Ps muy fuerte con eso le indicaba que solo por ser el y ser su mate le era difícil. la percibir otra fragancia las cosas no estaban funcionando.
Tragando un gruñido de insatisfacción se dio media vuelta. -Hazlo rápido. Quiero volver a la manada y quitarte todo rastro de mi hermano de encima de ti – eso no calmó en absoluto a la loba sobre todo porque podia percibir el tono de excitación en las palabras de él.
Era complicado tener a dos mates, uno frío como el hielo, y el otro caliente como el fuego. Aunque… ambos tenían cosas en común aun cuando no se dieran cuenta de ello,
Ethan retrocedió uniéndose al resto de los machos, dándole espacio a ella para que pudiera hacer su trabajo. Desde ahí ella se veía tan pequeña, era increíble cómo había podido salir ilesa de ser perseguida por Salvajes. Ethan conocía muy de cerca lo crueles que ellos podían ser así como de fuertes, había tenido algunos encuentros en el pasado dado que tanto él como su madre habían quedado a la deriva sin una manada. Algo dentro de él palpitó, definitivamente ella era la loba perfecta. Clara, al verse por fin sola, suspiró profundo y se fue enderezando de forma lenta. Su cuerpo aun temblaba al igual que sus patas. Ahora que si vista era más definida no dependía tanto de su olfato como antes, esperaba no haber perdido la habilidad que tenía. Sin embargo, tuvo que cerrar sus ojos y comenzar a concentrarse. Aun cuando Ethan se había alejado de ella su olor estaba en todos lados invitándola a acercarse a él. Por lo que tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para apartarlo y enfocarse en lo que debía hacer. Sintió alivio cuando pudo percibir el ambiente que se extendia frente a ella, así como los animales del lugar. Primero buscó las presas encontrando que había como cuatro cercas y guardó en su mente las ubicaciones. Luego buscó lo más preocupante, Salvajes. El olor de estos era sumamente fuerte por lo que era fácil encontrarlos cuando estaban con la guardia baja. Por suerte y por más que buscó no encontró nada. No había ninguno cerca, aunque pudo percibir una fragancia un poco diferente de lo habitual. No la reconocía y no era un salvaje. Abrió los ojos y giró la cabeza hacia atrás dando la afirmación de que ya había hecho la inspección.
-Esta vez ella no irá con ustedes – Ethan camino de nuevo para ponerse a su lado – Así que vayan por sus medios.
Los otros lobos se miraron y apretaron sus mandíbulas para no protestar, era estresante para ellos que viniera un lobo de otro lugar a darles órdenes, pero aquellos ojos dorados y su memorable tamaño hacía que ellos se reprimieran considerablemente.
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